El COVID-19 sigue arremetiendo contra los profesionales de la salud en Cúcuta. La más reciente víctima fue el doctor Agustín Castro, quien se suma a los 27 trabajadores entre enfermeros, auxiliares y médicos que han fallecido en Norte de Santander por cuenta de este virus.
El panorama en Cúcuta no es para nada alentador. Registra una ocupación de camas UCI del 98%, por eso se adoptaron medidas como toque de queda de siete de la noche a cinco de la mañana y total en algunos días de diciembre e inicio de año.
El COVID-19 acabó con la tranquilidad y protección que muchos pensaban encontrar en algunas zonas del campo.
En Motavita, Boyacá, también sufren. Entre sus notas, su alegría y su amor por la tierra quedó el vacío de Edilberto Molina Molina, un hombre que, aunque intentó alejarse del este virus, no pudo escapar de él.
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El requinto, al que era aficionado, y el azadón quedaron en el hogar en el que hoy hay vacío. Ya no estará el padre que amenizaba las novenas y la Navidad.
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En Piedecuesta, Santander, la situación no es diferente.
Aferrados a las fotografías, los videos y los recuerdos se mantienen los familiares de Edwin Jaimes, quien de manera inesperada dejó un gran vacío en casa. Y la promesa de ascender en la Policía, su mayor sueño.
Edwin era patrullero. Hace catorce años se vinculó a esta institución, en la que se destacó por su trabajo incansable por la comunidad y su lucha contra el microtráfico.