Se cree que uno de cada 10.000 embarazos gesta trillizos. Hace 21 años, Bogotá recibió uno de esos ‘milagros’ con el nacimiento de las trillizas Vásquez, unas hermanas que crecieron permeadas por la pasión hacia el deporte que proyectaba su padre, el creador de la Comisión de Árbitros de Pensilvania, Caldas, la ciudad que las acogió desde temprana edad. Ahora las hermanas están en su carrera por desempeñarse como árbitras profesionales del futbol colombiano.
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Desde que eran niñas fueron confundidas por su gran parecido físico, asegurando que incluso hoy su mamá y su papá trabucan sus identidades, algo que siempre les ha parecido algo divertido. Aclaran que en ocasiones se hacen pasar por la otra para preguntar cosas, pero nunca lo han hecho con amigos, ámbitos laborales o académicos. Sus padres están separados y, fruto de la nueva relación de su progenitor, ahora tienen una hermana de 4 años y un hermanastro de 10.
La magia de lo idéntico
“Nosotras tres siempre nos hemos vestido igual, nos gusta la misma comida, casi los mismos colores, entonces eso de iguales siempre nos ha representado”, reconoció Isabel, añadiendo que aunque pelean constantemente siempre se entienden, y “a los 5 minutos" están otra vez "bien”. Pocas veces se han separado. Afirman ser independientes, pero tienen la tranquilidad de que al final del día saben que van a volver a reunirse.
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En medio de las similitudes, las tres se ven como seres muy diferentes. Camila es descrita por sus hermanas como de carácter fuerte y temperamental, Isabel como sentimental y con tendencias al estrés, y Manuela como un poco insegura con sus decisiones.
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A pesar de sus defectos, su relación se ha fortalecido gracias a sus grandes cualidades. Isabel resalta que ama que siempre la apoyan sin juzgarla, Camila aprecia que ellas siempre serán sinceras y Manuela destaca que sus hermanas siempre estarán ahí para ella.
El deporte como eje de su vida
Al momento de elegir caminos profesionales, Isabel y Camila optaron por comenzar con estudios en Ingeniería Industrial. Por su parte, Manuela se enfocó en Deporte y Recreación. Con el tiempo, la dupla se unió a su hermana en la decisión académica, por lo cual se pasaron a su carrera. Las tres estudian en la Universidad Tecnológica de Pereira.
“En este momento Camila y yo somos árbitras profesionales de la Federación Colombiana de Futbol. Mi hermana Manuela presentará la prueba este viernes”. A raíz de esto, Camila expone que su camino ha sido muy apoyado desde que comenzaron a hacer sus ‘pinitos’ en el pueblo, y que el proceso a la profesionalización consta de poder pruebas físicas y teóricas que implican una preparación constante.
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Frente al tema, en entrevistas anteriores también expuso que el gremio del arbitraje en Colombia continúa aplicando muchas prácticas machistas.
“Ha pasado que cuando vamos a alguna cancha a pitar nos dicen que por ser mujeres no tenemos nada que hacer allí. Que por ser mujeres no sabemos, que si cometemos algún error es por nuestra condición de ser mujer”, señala Camila.
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Con relación a ello, Manuela expone que “nunca nadie va a salir contento con el árbitro. Pero a mí lo que me gusta es saber que estoy impartiendo justicia en la cancha y en el juego sin beneficiar a alguien”.
Estas situaciones no las han detenido para cumplir sus metas. Hacia futuro las tres aspiran llegar a la FIFA, sin embargo, son conscientes de que “la vida del deporte es efímera”, por lo cual su meta principal es terminar sus estudios.
“Yo considero que el mensaje que queremos llegar a dar es que una mujer en el fútbol puede llegar a ser igual o mejor que un hombre, porque para nadie es un secreto que el fútbol todavía es muy machista, entonces sí faltan mujeres que tomen ese papel”, expuso Isabel.
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Manuela la complementa afirmando que “falta más apoyo para las mujeres en el campo, tanto jugadoras como arbitras, pues la mujer está cambiando en el deporte”.