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Tras prueba clave, crece misterio sobre muerte del sacerdote Javier Eduardo González en un bar

A Bogotá serán enviadas muestras tomadas al cuerpo de Javier Eduardo González para intentar establecer de qué y por qué falleció el joven religioso.

En Medellín siguen las investigaciones por la extraña muerte del sacerdote Javier Eduardo González, de 39 años, quien fue hallado sin vida el pasado sábado en un bar del sector de la 70, en la capital antioqueña.

Se conocieron los primeros resultados de Medicina Legal que indican que no hay evidencia de sustancias en el cuerpo del sacerdote, por lo que no se puede establecer que el religioso muriera por escopolamina.

Por esta razón, la prueba será enviada a Bogotá donde harán análisis minuciosos para determinar la causa de muerte del sacerdote.

Lo que sigue siendo un misterio es el paradero de la persona que se encontraba con Javier Eduardo González, quien además se habría llevado las pertenencias del religioso. Debido a esto las autoridades indagan si se trató de un caso de hurto.

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Los allegados al religioso manifestaron que es posible que le suministraran escopolamina; sin embargo, el resultado del examen toxicológico desvirtúa esa versión por el momento.

Lo que se ha comentado es que fue una sobredosis de escopolamina. Él fue a ver el partido de Colombia - Paraguay sub-20 y, de un momento a otro, una persona extraña estaba con él, la persona sale y él queda solo. En ese momento, cuando el dueño del establecimiento ve que estaba en la mesa, lo sacan y llaman a la Policía y ven que no tiene signos vitales”, manifestó el sacerdote Daniel Muñoz Sierra, compañero de Javier Eduardo.

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Sin embargo, de acuerdo con el testimonio del propietario del bar, el sacerdote habría llegado al lugar a eso de la una de la mañana. El hombre que lo acompañaba abandonó el sitio media hora después.

Según las autoridades, la muerte del religioso habría ocurrido entre la 1:30 y 2:00 de la mañana, pero solo fue hasta el cierre del establecimiento que los trabajadores se percataron de lo ocurrido cuando llamaron a la Policía, que verificó que el padre no tenía signos vitales.

Investigadores analizan más de 10 horas de grabación de cámaras de seguridad, de antes y después de los hechos, siguiendo el rastro de quien estuvo con el sacerdote.

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