En Puerto Berrío, Antioquia, la tradición de adoptar tumbas de N.N. deberá suspenderse porque estaría demorando la identificación de varios cuerpos.
Por más de 30 años, los habitantes de este municipio se convirtieron en los padres, madres y hermanos de decenas de N.N. que enterraban en el cementerio.
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Allí, cientos escogían las tumbas, les hacía alguna marca, las arreglaban, oraban por sus almas y hasta les pedía favores.
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Sin embargo, esta tradición será suspendida por seis meses debido a que esas marcas y los nombres que ponían sobre las tumbas dificultaron su verdadera identificación. Por ello, la Justicia Especial para la Paz emitió medias cautelares.
“Radica en el control, custodia y vigilancia de 356 bóvedas, identificadas por ellos (la JEP) en un trabajo previo que se ha realizado desde hace algunos meses, y 5 osarios comunes”, dijo Claudia Patricia Trujillo, secretaria de gobierno de Puerto Berrío, Antioquia.
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“Está prohibición es para evitar que se hagan exhumaciones irregulares y se pierdan los restos de estas personas y poderles dar cristiana sepultura más adelante”, indicó el personero Mauricio Cardona.