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Las cicatrices y esquirlas que quedan en el cuerpo de Wálter Lozano, uno de los 15 heridos en el atentado con una granada registrado el pasado martes en el centro de Barranquilla , significan algo especial para él.
"Que Dios me dio una segunda oportunidad otra vez, yo nunca pensé que yo iba a pasar por esto", dijo.
Recuerda que se encontraba atendiendo a varios clientes en su puesto de jugos de naranja, cuando la detonación lo sorprendió.
"Cuando escuché la explosión, yo pensaba que era el transformador. Yo nunca vi que estaba todo ensangrentado, cuando corro, me tumba, yo me veo y ya tenía todo mi cuerpo bañado en sangre", aseguró.
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Luego de vivir momentos de pánico en medio de la explosión, fue trasladado hasta un hospital y fue dado de alta en la noche del martes, pero, debido a la falta de dinero para obtener unas muletas, busca la forma de caminar sosteniéndose en un solo pie.
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"Ahorita, como estoy así incapacitado, no puedo vender y eso es el pan de cada día para ayudar a mis hijos, a mi hija, a mi esposa. Eso es el pan de cada día y yo pago arriendo diario", señaló.
Ante su difícil situación económica, pide apoyo a las autoridades para sostener a su familia mientras se recupera en casa.
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