Una lamentable noticia tiene conmocionados a los habitantes del municipio de Cota, a 15 kilómetros de Bogotá. Se trata del ataque de un perro que dejó como víctima mortal a una niña de dos meses
de nacida, que se encontraba dormida en el interior de una vivienda en la vereda La Moya.
De acuerdo con las autoridades, el perro de raza husky siberiano ingresó en la propiedad donde descansaba la menor en una de las habitaciones, la atacó y la mató. Al parecer, la pequeña se encontraba sola debido a que sus padres se habían ido a trabajar desde muy temprano en un lugar cercano a su casa.
Tras conocer la noticia, los padres de la niña tuvieron que ser atendidos en un centro asistencial por cuenta del impacto que les generó y tanto el canino como su dueño fueron puestos a disposición de la Policía Nacional.
A propósito de esta situación, Natalia Parra, subdirectora de Cultura Ciudadana y Gestión del Conocimiento del Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal de Bogotá, recuerda que los animales de compañía, en este caso perros, necesitan estar monitoreados constantemente en su entorno y no deben andar sueltos sin ningún tipo de supervisión, ya que se puede presentar este tipo de accidentes.
En este sentido, asegura que hay una responsabilidad compartida tanto del propietario de la mascota como de los padres de la menor, ya que la pequeña tampoco debía estar sola en la vivienda. Según Parra, es necesario hacer una evaluación etológica del animal para determinar si su comportamiento agresivo estaría relacionado con una conducta sistemática o circunstancial.
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Acorde con la experta, dentro de los factores que se deben analizar en esta situación es el cómo el animal logró entrar a la propiedad, la razón por la cual el perro se encontraba suelto y solo, y el tipo de crianza y alimentación que se le ha dado a lo largo de su vida, ya que esto repercute en su conducta.
Por otro lado, señala que los animales de compañía deben ser considerados como integrantes del núcleo familiar y por lo tanto se les debe garantizar cierto tipo de cuidados para que puedan desarrollar sus intereses y capacidades. Sin embargo, lamenta, en muchas ocasiones las personas ven a los perros como objetos de protección y los enseñan a ser agresivos: “Hay gente que incluso les da pólvora de comer para que se vuelvan más agresivos”.
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Otro de los factores que intervienen en la conducta de los animales es el trato que los cuidadores o propietarios les dan: “Una crianza bajo el miedo y sin estímulos los lleva a ser agresivos y a responder de cierta manera”.
Natalia Parra asegura que es fundamental conocer las condiciones específicas de las mascotas. Según la experta, son las características físicas de los animales los que hace que se cataloguen como “de manejo especial”, no porque sean de naturaleza agresiva, sino porque su contextura hace que en una situación como la que protagonizó la familia de Cota sea mucho más grave que si se presentara con otra raza de perro.
“No es que su naturaleza sea peligrosa, eso depende de la crianza. Es porque su mordida es mucho más fuerte que la mordida de cualquier otra raza con unas fauces menos poderosas”, explica. “La fuerza de su mordida los hace clasificar como razas de manejo especial”.
Es por esto que Parra recomienda a los propietarios de animales tomar ciertas medidas de protección, en especial con las razas de manejo especial. Para la subdirectora de Cultura Ciudadana es importante que todos los perros, sin excepción, tengan bozal y correa en la calle, bajo la supervisión del propietario.
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Asimismo, sugiere que no se deben realizar juegos bruscos con las mascotas porque esto los incentiva a ser agresivos. “Un animal se comporta en la forma como nosotros lo criemos. Mi perro es mi reflejo”, asevera.