A la 1:05 de la madrugada de este jueves, 19 de diciembre de 2024, se registró un temblor en Colombia de magnitud 3,4. De acuerdo con el reporte del Servicio Geológico Colombiano, el sismo tuvo epicentro en el municipio de Los Santos, Santander.
El movimiento telúrico tuvo una profundidad de 154 kilómetros y los municipios cercanos al epicentro son Los Santos (Santander) a 9 km, Jordán (Santander) a 12 km, Betulia (Santander) a 18 km. Hasta el momento, no hay reporte de víctimas ni daños estructurales.
Y es que, minutos antes, a las 12:33 a.m. de este jueves, había tenido lugar otro sismo en el municipio de Los Santos, aunque de magnitud más baja. El movimiento telúrico fue de 2,3 de magnitud y tuvo una magnitud de 145 kilómetros. Además, a las 12:54 a.m. ocurrió un temblor de 2,8 en Barichara, también en Santander.
La profundidad del sismo en Barichara fue menor a 30 kilómetros y se sintió en otros municipios como San Gil a 7 km y Cabrera a 7 km. Por fortuna, no se registran daños materiales ni estructurales. Sin embargo, vale la pena volver a identificar cómo se debe reaccionar ante un movimiento sísmico.
Publicidad
(Lea también: Fuerte temblor en Colombia: sismo de magnitud 4,4 alertó al departamento de Cundinamarca
)
¿Por qué tiembla tanto en Santander?
El departamento de Santander, ubicado en el noreste de Colombia, es conocido por su alta actividad sísmica. Esta región experimenta temblores frecuentes, lo que ha generado interés y preocupación entre sus habitantes y expertos en geología. Según el Servicio Geológico Colombiano (SGC), la razón principal de esta actividad sísmica se debe a la interacción de varias placas tectónicas en la región.
Colombia se encuentra en una zona de convergencia de tres grandes placas tectónicas: la Placa de Nazca, la Placa Sudamericana y la Placa del Caribe. La interacción entre estas placas genera una gran cantidad de energía que se libera en forma de sismos. En particular, la Placa de Nazca se está subduciendo debajo de la Placa Sudamericana, un proceso que crea tensiones y fracturas en la corteza terrestre.
Publicidad
En Santander, una de las áreas más afectadas por esta actividad es la Mesa de los Santos, conocida por ser uno de los sitios con mayor frecuencia de sismos en Colombia. Esta región se encuentra sobre una falla geológica activa, la falla de Bucaramanga-Santa Marta, que contribuye significativamente a la sismicidad de la zona. Además, el SGC ha identificado la existencia de un "nido sísmico" en Bucaramanga, una zona donde se concentran numerosos sismos a profundidades que varían entre 70 y 200 kilómetros.
El cinturón de fuego del Pacífico
Otra razón por la cual Santander y otras regiones de Colombia experimentan tanta actividad sísmica es su ubicación en el cinturón de fuego del Pacífico. Este cinturón es una zona de alta actividad tectónica que rodea el océano Pacífico y es responsable de aproximadamente el 80% de los terremotos más fuertes del mundo. El cinturón de fuego incluye una serie de placas tectónicas que están en constante movimiento, lo que provoca frecuentes sismos y actividad volcánica.
Colombia, al estar situada en el borde occidental de América del Sur, forma parte de este cinturón. La interacción entre la placa de Nazca y la placa Sudamericana es una de las principales fuentes de sismicidad en el país. Además, la placa del Caribe, que se encuentra al norte de Colombia, también contribuye a la actividad sísmica en la región.
La sismicidad en Santander es un fenómeno complejo influenciado por múltiples factores geológicos. La región experimenta tanto sismos superficiales como profundos. Los sismos superficiales, que ocurren a profundidades menores de 70 kilómetros, suelen ser más destructivos debido a su proximidad a la superficie terrestre. Por otro lado, los sismos profundos, que ocurren a profundidades mayores, aunque menos destructivos, son más frecuentes en la región.
El SGC monitorea constantemente la actividad sísmica en Santander y en todo el país a través de una red de estaciones sismológicas. Estas estaciones registran los movimientos sísmicos y proporcionan datos cruciales para entender mejor los patrones de sismicidad y para alertar a la población en caso de sismos significativos.