A 22 subió el número de víctimas que deja laavalancha en Quetame,
Cundinamarca, tras el hallazgo este viernes del cuerpo de un niño de unos 10 años, según información preliminar. El cadáver se encontró en el puente de Naranjal.
Por lo menos siete personas permanecen desaparecidas y se adelantan arduas labores de búsqueda en medio de las difíciles condiciones climáticas y del terreno.
“Esperamos en el día de hoy, con la ayuda del clima, poder tener toda la maquinaria trabajando, todas las personas de búsqueda y rescate, más de 400 personas, para que ojalá podamos dejar esta zona con los trabajos adelantados”, dijo el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García.
Asimismo, las autoridades trabajarán en el retorno de las familias evacuadas o en su reubicación.
La búsqueda de desaparecidos se suspendió el jueves por el riesgo de represamiento del río Contador, informó la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD).
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La madrugada del martes, las fuertes lluvias provocaron el desbordamiento de dos quebradas afluentes del río Negro, que arrasó parte del caserío de Naranjal, situado en la zona rural de Quetame.
Según los datos de la Alcaldía de Quetame, hay 20 viviendas desaparecidas bajo el lodo que dejó la avalancha, que también arrasó un puente, lo que provocó el cierre de la carretera que conecta a Bogotá con Villavicencio, capital del departamento del Meta y una de las principales despensas agrícolas del país.
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Por ello, el Gobierno nacional habilitó un puente aéreo entre Bogotá y Villavicencio para sortear este corte de la vía principal, con dos aviones y cinco vuelos adicionales operados por la aerolínea estatal Satena.
La otra cara de la tragedia es la situación económica, pues los fletes de los envíos están por las nubes. Mientras los costos aumentan, algunas personas se unieron para dar alimentos, comidas y elementos de primera necesidad para los afectados.
En la central de abastos de Villavicencio los vendedores aseguran que los tomates, lulo, papa, plátano y otros productos, que se producen en tierra fría, han incrementado su precio hasta en un 30%.
“La lechuga venía antes a $16.000 la docena, nos incrementó a $20.000. La espinaca venía anteriormente a $16.000 la docena, ahora llega a $20.000 Se nos han incrementado $3.000 o $4.000 por producto”, manifestó Verónica Tibaquichá, vendedora de hortalizas.