Este es el drama de Ana Tarazona, una joven economista de Santa Marta que se contagió de COVID-19 junto con su madre y su abuela y, luego de despedir a sus seres más amados, enfrenta duras secuelas de la enfermedad.
Con la estampa de la Virgen a su lado, la joven relata que ella y sus familiares se contagiaron de un momento a otro.
“Yo sentía que me ahogaba, no tenía aire, el dolor en el pulmón es horrible, es como una puñalada, es algo que no tiene explicación. Tenía que estar dormida boca abajo más de 8 horas porque era la recomendación del médico”, declaró Ana Tarazona.
El COVID se llevó el mismo día a su abuela y su mamá y, entre lágrimas, recuerda cómo sus familiares lucharon para vencer el virus. Además, habla de las secuelas contra las que batalla.
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“Todavía tengo secuelas, no puedo agitarme, no puedo caminar muy rápido porque siento que me ahogo. En las noches me levanto ahogándome porque como estos días han sido muy tristes, he llorado mucho”, expresó Ana Tarazona.
Desde su casa y acompañada de una docena de inhaladores, esta joven le envía un mensaje a los que aún no creen que el COVID-19 es real.
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“Deberían ver cómo es esto, es muy difícil, no te deja respirar, no te deja levantarte de la cama, sientes que te vas a caer, es una debilidad constante y a la mayoría de las personas les da de esta manera", declaró Ana.
Ella ya no tiene el virus y sigue sus terapias al pie de la letra para acabar con las secuelas que le dejó el coronavirus.