En 1990, ella y un grupo de periodistas, entre ellos Diana Turbay, fueron raptados para presionar al gobierno. Un hecho que llenó de angustia y luto al país.
Las noticias del fin de semana a finales de la década de los 80 e inicios de los años 90 se veían en el noticiero Criptón, que para entonces funcionaba en una casa del barrio La Soledad en Bogotá.
La agenda informativa la marcaban el narcoterrorismo y las acciones de la guerrilla contra la sociedad civil y los miembros de la fuerza pública.
La directora del noticiero recibió una invitación para una supuesta entrevista con el entonces jefe del ELN, el cura Pérez.
“Hacia las cinco de la tarde de ese 30 de agosto de 1990 salimos de la sala de redacción del noticiero rumbo a entrevistar al máximo jefe guerrillero del ELN, el mítico cura Manuel Pérez”, relata Azucena.
Y agrega: “Los supuestos emisarios nos enviaron una camioneta van, en la que viajamos la directora de Criptón, Diana Turbay; el fotógrafo Hero Bus, el periodista Juan Vita y mi equipo de cámara: Richard Becerra y Orlando Acevedo".
“Pasamos la primera noche entre el carro por un derrumbe cerca a Puerto Triunfo. Al otro día llegamos a una casa de campo en medio de las montañas, pero fue en la tercera noche cuando nos enteraron del engaño. No íbamos a entrevistar al cura Pérez, estábamos secuestrados. Allí comenzó nuestra tragedia”.
El país vino a enterarse que estaban en poder de los llamados extraditables semanas después. Los tenía Pablo Escobar Gaviria, el hombre que había sembrado de terror a Colombia.
“Durante tres meses y medio mi familia oró, pidió y rogó por nuestra libertad. Hoy, 29 años después, para mi madre todavía sigue siendo un duro tema”, dice Azucena.
El motivo detrás del secuestro era político. Escobar pretendía con este, y otros secuestros, presionar para que se tumbara la extradición.
Así sigue su relató: “En mi caso fueron tres meses y medio andando por las montañas de Antioquia. Nos cambiaban casi semanalmente de finca o de casas. No hubo cadenas, pero en las noches cerraban la puerta con candado. En esas noches en las que no se duerme por miedo a un rescate a sangre y fuego, nacieron las pruebas de supervivencia. Nos dejaron enviar dos. En ese cuarto las redactamos y las grabamos”.
“Escobar cambio su estrategia. Ya no intimidaba con bombas, sino que comenzó a secuestrar personas cercanas al poder, de otra manera no se hubiera entendido el secuestro de Diana y el mío. Ella hija de un expresidente y yo, reportera política”.
“La reacción del país y la expedición de algunos decretos del gobierno de turno hicieron que Escobar nos empezara a soltar a cuenta gotas”.
“Primero fue Juan Vita. También fue liberado Hero Bus, fotógrafo alemán y la tercera fui yo. Fue el 13 de diciembre de 1990. Atrás deje a mi compañera de cautiverio. Fue el día más triste para mí”.
“En su libro ‘Noticia de un secuestro’, Gabriel García Márquez reveló lo que en ese momento escribió Diana Turbay: ‘Sentí una punzada en el corazón, pero le dije que me alegraba por ella, que se fuera tranquila’”.
“Me llevaron a Medellín y en un parque me exigieron tomar un taxi para llegar al periódico El Colombiano, Juan Gómez, su director, me recibió. Esa misma noche, en un avión de Avianca, llegue a Bogotá”.
“En una operación de rescate un mes y once días después de mi liberación, Diana Turbay, mi compañera de cautiverio, recibo un disparo mortal. Ese episodio provoco la expedición inmediata del gobierno de Cesar Gaviria del decreto de sometimiento a la justicia de los llamados extraditables”.
“Una decisión que llegó demasiado tarde”.
Updated: abril 22, 2019 06:37 p. m.