Desolación y tristeza es la constante en la Divina Providencia , la que llevó la peor parte tras el paso del huracán Iota .
Después de sobrevivir a un agresivo cáncer, Magnolia Taylor contó cómo evadió los feroces vientos, que azotaron su casa a las cuatro de la mañana del lunes 16 de noviembre.
“El colchón se salió por la ventana, todo se partió y alcanzamos a entrar al baño y nos refugiamos. Tuvimos que estar aquí adentro y parados”, narró.
Marina Newball, otra damnificada, dijo que este es el momento en que “necesitamos que toda la gente se ponga la mano en el corazón por Providencia (…) Toca empezar de nuevo y dejar todo con nostalgia”.
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En las pocas casas que quedaron en pie se apertrechan hasta cuatro familias.
La vegetación fue literalmente mutilada y los animales pusieron muchos de los muertos y desaparecidos. Otros quedaron abandonados y hambrientos.
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Caramelo fue la única mascota de tres que sobrevivió para un isleño.
Pasar por el hospital de Providencia hace que las lágrimas broten y entrar por él es caminar entre escombros que aterran.
Entre tanta destrucción sigue sorprendiendo que las víctimas mortales no hayan sido más.