En Valledupar, este viernes, salió de la clínica uno de los sobrevivientes de la explosión de un camión cisterna en Tasajera , Magdalena. En el hecho, registrado el pasado 6 de julio, murieron más de 40 personas.
Hoy, en el pasillo de la clínica, Elioned Ayala López miró a su esposa a los ojos para celebrar lo que llamó el inicio de una segunda vida. Asegura que la primera se le fue en la explosión.
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“Sentí angustia, cuando me veía los brazos quemados le pedía a Dios. Auxilié a dos compañeros que estaban ahí, que me pedían auxilio, que me decían que los ayudara, que no los dejara morir y ahí como pude los ayudé”, recuerda Ayala.
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El hombre de 32 años era pescador y vendedor ambulante, como la mayoría de las víctimas, cuyo otro medio de subsistencia era la tragedia ajena.
“No me da pena decir: nosotros cuando se voltea un carro cogemos si se puede coger, si no, no”, declara.
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Solo hasta hace tres días se enteró de que en la misma clínica, en la que se recuperaba poco a poco de las quemaduras en el 45% del cuerpo, murieron 11 de los 15 quemados trasladados a Valledupar.
Las cicatrices quedarán como un mal recuerdo, pero las lecciones ya están aprendidas: “que ya no vayamos más a los accidentes, hay que aprender de la vida y este es un mensaje, una enseñanza".
Aunque aún no sabe si volverá a la pesca o a la venta ambulante, cuenta las horas para este sábado volver a abrazar a sus hijos en Tasajera.