La profesora de Deyber Navas ha sido clave para que el niño de 9 años avance en su proceso de aprendizaje mientras no puede ir al colegio.
Vive con su familia en una vereda a cuarenta minutos del casco urbano de Villeta, Cundinamarca, y hoy, como muchos otros niños en Colombia, se ha tenido que ingeniar la forma de comunicarse con su docente para estudiar.
La mayor preocupación del pequeño de 9 años, mientras extraña ver a su profesora y a sus amigos, es que sus padres le realicen una recarga al celular para poder comunicarse con la maestra, que se encuentra a tres horas de distancia, en Facatativá.
En todo un desafío para la docente y el alumno se ha convertido este cambio al que los llevó el aislamiento por coronavirus, pues mientras Deyber cuenta que a veces sus papás no tienen dinero para la recarga, la profesora Tatiana Solís dice que el proceso es aún más complejo porque no hay buena señal en la zona y en muchas ocasiones se corta la comunicación.
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Una situación similar es la de Daniel Vásquez, quien vive en el sector de Ciudad Bolívar en Bogotá y, aunque en la ciudad no hay problemas de comunicación, él sigue sus clases por medio de unas guías que dejan en una fotocopiadora cerca de su casa. Dice que anhela volver al colegio.
Precisamente ante este panorama Unicef, la Unesco y el Banco Mundial hicieron una advertencia sobre un catastrófico retroceso en los avances en materia de educación, si no se priorizan protocolos para la reapertura de las escuelas, aclarando que se debe hacer de forma segura.
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