La empresa, que ocupa solo 90 metros cuadrados, es ahora un pequeño ecosistema que refleja la realidad del país y demuestra que la reconciliación es posible.
“La idea es que esto sume, que sean más personas, que generemos más trabajo. Es un reto colectivo”, dice el empresario Pablo Restrepo.
“Hay toda una vida y un futuro por delante”, dice por su parte Rosa Yuleidi Sanabria que se desempeña como costurera.
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