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"Si no paramos la guerra, no habrá pueblo que defender": obispo de Tibú sobre situación en Catatumbo

Monseñor Israel Bravo habló sobre la crisis en el Catatumbo y pidió la "presencia de Estado, no solamente como fuerza pública, sino invertir y atrevernos a pensar un país distinto y mejor”.

Se cumplió una semana de la guerra en el Catatumbo entre la guerrilla del ELN y las disidencias de las FARC. Estos enfrentamientos entre ilegales han dejado más de 42.000 personas desplazadas, muchas de las cuales han llegado a Cúcuta, capital de Norte de Santander.

Monseñor Israel Bravo Cortés, obispo de Tibú, Norte de Santander, habló sobre la labor que están haciendo los padres acompañando en las veredas más alejadas del Catatumbo, envió un mensaje a los grupos que están generando esta crisis humanitaria y, además, pidió que el gobierno del presidente Gustavo Petro ponga su mirada en esta región que sufre el conflicto armado en Colombia.

(Lea también: Gustavo Petro señala a alias Pablito, del ELN, por oleada de violencia en el Catatumbo)

“Hay familias que dicen ‘esta es nuestra casa, es nuestro territorio, es lo que hemos construido’. Creo que el desplazamiento tan masivo se da en razón de que la gente queda en medio del conflicto, entonces dice que ‘mi hijos, mi familia, lo que yo es construido vale mucho, la vida que yo tengo vale mucho’, pero las comunidades han tratado de hacer una resistencia civil con mucha valentía y deseos de que esto pase”, manifestó monseñor Bravo.

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La situación en el Catatumbo, monseñor Bravo la calificó como “un eterno retorno, vivir en un círculo vicioso del que no queremos salir, tratando de poner más los ojos en el Catatumbo y dejando que tanto discurso pase a la realidad. Siento que hay necesidad de ir generando institucionalidad, que a veces se puede quedar solo en la presencia de las fuerzas militares. Hace ya varios años fue asesinada la fiscal, el fiscal sigue atendiendo a distancia. El año pasado, al alcalde le tocó salir huyendo y la última parte de su administración la hizo a distancia”.

El religioso puntualizó que en el Catatumbo, “si usted va, todos dicen que está en manos del Estado. Se escogieron alcaldes, hay gobernador, hay un presidente, pero yo mismo he tenido que vivir en carne propia que, a veces, muchas cosas hay que negociarlas o ir y hablar con los grupos al margen de la ley. En el pasado había dos. Creo que no es el afán de mostrar que aquí hay otro Estado, pero sí uno siente que desde cierto punto de la ciudad hay otra perspectiva y otra manera en la que uno tiene que aprenderse a mover y tiene que aprender a relacionarse".

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Agregó que, "si no paramos la guerra, al final no habrá pueblo qué defender, que es lo que es más doloroso porque todos los grupos revolucionarios se dicen ejércitos del pueblo, pero como ejércitos del pueblo a veces tienen que acabar con el pueblo, ¿para que no quede qué pueblo?”

Finalmente, monseñor dijo que “siento que aquí es necesario que nosotros no dejemos de reconocernos hermanos. Mientras eso no aparezca, vamos a seguir haciendo mesas y espacios que no nos lleven al puerto que necesitamos. Es tomar la decisión de hacer presencia de Estado y no solamente como fuerza pública sino invertir y atrevernos a pensar un país distinto y mejor”.

Catatumbo
Monseñor Israel Bravo Cortés, obispo de Tibú -
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¿Cómo está la situación en el Catatumbo?

El Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia ha recibido ya 41 cadáveres, entre ellos un bebé de 19 meses y dos adolescentes de 14 y 16 años, víctimas de la violencia entre guerrillas en el Catatumbo (noreste), que las autoridades calculan que ha dejado entre 60 y 80 muertos.

"Hemos recibido 41 víctimas de homicidio reportadas desde el 15 de enero, y ya a todas se les ha podido hacer la inspección técnica de cadáveres", dijo en una rueda de prensa la fiscal general, Luz Adriana Camargo.

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Son cuerpos que han sido llevados a Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander, y a Ocaña, donde tiene presencia la Fiscalía, pero ante las dificultades de acceso y de seguridad para llegar a las zonas rurales donde tienen lugar los enfrentamientos, las autoridades temen que pueda haber más cadáveres sin recoger.

La situación en el Catatumbo, una región pobre y montañosa de Norte de Santander, en límites con Venezuela y formada por los municipios de Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú, es incierta y hace dos días otro firmante de paz fue asesinado en plena calle en Teorama.

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De los cuerpos recibidos, 39 ya han sido identificados y 32 entregados a sus familias, detalló el director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, Jorge Arturo Jiménez, quien añadió que hay 39 de sexo masculino y 2 de femenino, así como los 3 menores de edad: el bebé de 19 meses y los adolescentes de 14 y 16 años.

Además, las cifras recopiladas por el Puesto de Mando Unificado hablan de más de 32.000 desplazados por la violencia, sobre todo personas que han llegado a Cúcuta (13.426), Ocaña (10.719) y Tibú (10.422).

Sin embargo, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) detalló ayer que del total de 50.000 afectados por la violencia, hay ya 38.419 desplazados y 12.176 confinados.

(Lea también: Isabel, un ángel para las mascotas en la guerra del Catatumbo: "Me salgo, pero con mis animales")

Desplazamiento en el Catatumbo
Familias han tenido que abandonar sus territorios para salvaguardar sus vidas -
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Dos líneas de investigación


La violencia entre la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el frente 33 de las disidencias de las FARC del Estado Mayor de Bloques (EMB) en el Catatumbo comenzó el jueves pasado, aunque dos días antes se produjo en cercanías de Tibú el asesinato de una familia de tres personas , incluido el bebé, crimen que según el ELN fue uno de los detonantes de los enfrentamientos.

La Fiscalía estudia dos líneas de investigación, según detalló Camargo: enfrentamientos entre el ELN y el frente 33 con operaciones sostenidas o que se hayan producido, como denuncian muchos organismos, asesinatos de personas seleccionadas por estos grupos.

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Además, ha abierto tres casos matrices: por homicidios, por desplazamiento y afectaciones a líderes y firmantes de paz, pues por el momento la Fiscalía ha reportado que tres desmovilizados por el acuerdo de paz de 2016 han sido asesinados.

Otras autoridades, como la Defensoría del Pueblo, hablan de 6 desmovilizados asesinados y de 7 desaparecidos, de los cuales 2 han sido liberados, además de 102 desplazados.

La Defensoría también informó del secuestro de Álvaro Carrascal, un líder social de Teorama, y del desplazamiento de más de 600 personas de la comunidad indígena yukpa, así como casos de trata en Cúcuta de mujeres procedentes de Tibú.

Desplazados del Catatumbo en Cúcuta.
Desplazados del Catatumbo en Cúcuta.
Colprensa

Golpe a diálogos de paz


El presidente colombiano, Gustavo Petro, considera que la violencia en el Catatumbo es una muestra del "fracaso de la nación" y supone "uno de los hechos más dramáticos" de la historia contemporánea del país.

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Petro también declaró el estado de conmoción interior para responder a la crisis humanitaria y, tras acusar al ELN de cometer "crímenes de guerra" con el asesinato de varios firmantes de paz de las FARC en el Catatumbo, suspendió las negociaciones de paz con esa guerrilla, a la que llamó organización "narcoarmada" y prometió "guerra" en su contra.

Tras esos anuncios, la Fiscalía reactivó el miércoles las 31 órdenes de captura contra los negociadores de paz del ELN, entre ellos miembros de su cúpula, como su máximo comandante, alias 'Antonio García', y los negociadores 'Pablo Beltrán' y 'Aureliano Carbonell'.

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(Lea también: El drama de los desplazados por la guerra en el Catatumbo: “Ya son dos hijos que me han matado”)