El reciente secuestro de Bartolomé Trigos Álvarez, un avicultor de 72 años, ha encendido las alarmas en Ocaña, Norte de Santander. La comunidad hace un llamado urgente a las autoridades. Trigos, que se dirigía a inspeccionar sus galpones de pollos en la vereda El Salado junto a su esposa, fue interceptado por hombres armados y llevado hacia las montañas, según informaron las autoridades.
Lo que dicen las autoridades de Ocaña
El alcalde de Ocaña, Emiro Cañizares Plata, expresó su profunda preocupación por el suceso: "Lamentamos profundamente que se presente este nuevo hecho en el municipio de Ocaña y esto demuestra una vez más la necesidad de fortalecer la fuerza pública en todas sus especialidades".
Este hecho ha revivido los temores sobre la seguridad en la región, especialmente entre los comerciantes y defensores de derechos humanos. Asís Gómez Márquez, representante de los comerciantes de Ocaña, señaló que "con el rompimiento de los diálogos entre el Gobierno Nacional y el grupo insurgente del ELN, hacemos un llamado al gobierno y al grupo para que se retomen las mesas de diálogo y así pacificar la situación porque este orden público afecta".
Nelson Arévalo, defensor de derechos humanos, agregó: "Ocaña y su provincia no resisten más secuestros. Solicitamos contundentemente a todas las autoridades tomar las cartas que sean necesarias para evitar que de ahora en adelante se continúen con los secuestros".
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La Iglesia Católica también se ha manifestado al respecto. Monseñor Orlando Olave, obispo de la diócesis de Ocaña, declaró: "Cuando se le coartan los derechos a las personas es terrible, puede ser político, lo que sea, económico. Yo creo que la invitación para las personas que tienen a esta persona, este señor, que por favor lo entreguen a su familia; nadie tiene derecho a quitarle la libertad a otra persona".
Por su parte, la Policía ha indicado que no cuenta con información sobre los autores del secuestro, lo que ha incrementado la preocupación en la comunidad y la demanda de una respuesta efectiva por parte de las autoridades. La situación en Ocaña sigue siendo tensa, y la comunidad espera acciones contundentes para garantizar su seguridad.
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