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Colombia es el quinto país en el mundo con mayor número de muertes asociadas al uso de armas de fuego. Su uso en los homicidios está por encima del 70%, explica Manuela Suárez, investigadora de Ideas Para la Paz.
“Existen oportunidades y vacíos regulatorios que estarían permitiendo la adquisición de armas para comercio y uso criminal”, señala. Sin embargo, generan preocupación las de fogueo, “que no cuentan con ningún tipo de regulación para su comercialización internacional, nacional, ni su uso en Colombia”.
En el 2018, se importaron 65.000 armas de fogueo mientras que para el 2019 la cifra casi que se triplicó: fueron con 193.000.
Estas armas, consideradas no letales, estarían siendo usadas para amedrentar en asaltos teniendo en cuenta que es difícil notar si se trata de un arma de fogueo o una de fuego.
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Su comercialización, advierte la investigadora, también podría ser utilizada como fachada para entrar armas de fuego de manera ilegal o para la elaboración de armas hechizas, que pueden llegar a ser mortales.
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