El fotógrafo Jeshua Kaslo estuvo perdido durante 17 días en un páramo de Cundinamarca. Al intentar captar la magnitud del lugar con el dron que llevaba, el dispositivo se salió del rango, y Jeshua se separó del grupo para ir a buscarlo.
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“Cuando me di cuenta, pues estaba totalmente perdido, los llamé y no contestaron, es muy fácil perderse allí porque la naturaleza es muy similar”, contó en Noticias Caracol.
Con una señal de celular bastante regular y con la poca batería que le quedaba, alcanzó a enviar un angustioso mensaje a sus conocidos:
“El caso fue que me perdí y estoy en medio de la nada. Necesito que, por favor, llames a los bomberos o a la Policía y reporten que estoy perdido en medio de la nada, que si no me recogen me voy a morir porque no tengo que comer y ya viene la noche y solo veo montañas, estoy en medio de la nada. Por favor, ayúdenme”.
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Luego de caminar para intentar regresar, llegó la lluviosa noche.
“Estaba más oscuro y me metí por una especie de río y me caí en el río. Fue super feo porque el agua era muy helada, me salí del río y dije tengo que pasar la noche acá. Hice como una cuevita con la camisa para calentar el aire y respiraba y masajeando los pies”, manifestó.
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Para mantener caliente el cuerpo, Jeshua hacía ejercicio.
“Mi mente se programó que no me podía dormir, porque si me dormía me moría. Me duermo, me congelo y me muero”, agregó.
Y con la luz del amanecer, se disponía una nueva caminata.
“Llegó una idea que en apariencia parecía positiva, pero me alejó mucho del sitio, camino junto al río hasta encontrar la salida entonces ese día decidí eso y lo hice durante todo el día”, señaló.
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Así pasaron las primeras noches, en medio de la lluvia y las bajas temperaturas. Luego llegaron las alucinaciones.
“Yo veía como una vaca, así como con las figuras de la distancia, decía una vaca, una finca y se desvanecía y quedaba solo en el bosque”, recordó.
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Para buscar una salida, se alejó varias veces de las fuentes de agua y ante la deshidratación, aseguró que debió tomar su propia orina para sobrevivir. Mientras eso ocurría, los cuerpos de rescate seguían buscándolo.
“Nuestras jornadas empezaban desde las 5 de la mañana hasta que la luz día nos permitía realizar los diferentes registros”, indicó Juan Pablo Castro, comandante del pelotón de búsqueda y rescate del Ejército.
Tras 17 días perdido y cuando las fuerzas se acababan, Jeshua tuvo una última idea.
“Me senté y con la cola toqué el control del drone y pitó, miré y tenía batería, se me ocurrió la idea de pasar la batería del drone al celular. Empezó a sonar y se veía la señal, que estaba cargando. Muy rapidamente mandé mi ubicación”, contó.
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Sin embargo, por la complejidad de la zona, pasaron más de 12 horas para que lograran ubicarlo.
“Cuando estoy ahí de pronto se oye un grito ‘hola’, y yo me levanté de una y levanté los brazos”, expresó.
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A Jeshua aún le cuesta conciliar el sueño, pero con apenas heridas menores en su cuerpo asegura que su fe lo salvó de la muerte.
“Un milagro, un milagro de Dios”, subrayó.