Camilo Palacio es el reciclador chocoano al que la vida le cambió cuando se encontró unos patines entre la basura. Ponérselos y aprender a usarlos le ha ayudado a lidiar con sus problemas y a hacer de su trabajo por las calles de Bogotá una labor más feliz.
Tiene 37 años y nació en Istmina, Chocó, donde dejó a sus padres y 9 hermanos.
Desde que empezó a usar sus patines, afirma, prometió “a Dios ayudar a la naturaleza y tratar de no consumir, entonces esto me distrae más”.
Solo se ha caído una vez y con su nuevo calzado se ha cargado al hombro hasta 74 kilos de reciclaje.
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Gracias a eso, el reciclador Camilo Palacio se hace entre 20 y 50 mil pesos cada noche porque le rinde con sus patines por las calles del centro de Bogotá.
Pero lo que sabe de su medio de transporte es porque “una sola persona me ha indicado cómo se patina”, por eso le gustaría entrar a una academia para aprender más y, por qué no, convertirse en todo un deportista.
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