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Ranas venenosas, una de las mayores especies víctimas de biopiratería en Colombia

Además de presentar amenazas como la deforestación, varios tipos de ranas venenosas están en el ojo de traficantes, quienes buscan beneficiarse de sus recursos genéticos sin retribuir al país.

Colombia es el segundo país más biodiverso del mundo, un privilegio que, a su vez, nos hace blanco de flagelos como el tráfico y la biopiratería, prácticas ilegales que pone en riesgo a los distintos ecosistemas del territorio. Especies como las ranas son algunas de las más amenazadas.

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¿Qué es la biopiratería?

Manuel Rodríguez Becerra, exministro de Ambiente, explica a la audiencia de Noticias Caracol que la biopiratería es, en términos simples, tomar sin autorización los recursos genéticos o plantas vivas de un país para hacer una innovación sobre ellos.

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Becerra, quien es presidente del Foro Nacional Ambiental, dice que Colombia está en total desventaja en esta materia, puesto que Colombia debería beneficiarse económicamente de las patentes generadas a partir de los recursos genéticos nacionales.

"En ese campo hemos fracasado absolutamente. Las grandes biofarmacéuticas u otras compañías que hagan uso de los recursos genéticos de Colombia, que incluye tanto aquellas especies que son endógenas como otras que no, tienen que pagar necesariamente unos beneficios", destacó el experto.

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Principales víctimas del tráfico ilegal

En Colombia hay un listado de animales víctimas del tráfico ilegal con distintos fines, incluido el del uso de los alcaloides de su piel para la industria farmacéutica y química del mundo. Entre ellos, una de las mayores afectadas son las ranas venenosas.

El biólogo Pablo Palacios comentó que las ranas venenosas tienen grandes presiones por ser animales muy exóticos. "Enfrentan grandes amenazas, particularmente la deforestación de sus hábitats, las enfermedades emergentes, pero hay una particular también, que por su belleza las vuelve muy deseadas y es el tráfico ilegal buscando potenciales analgésicos", explicó.

De acuerdo con el experto en biodiversidad, a partir de estas ranas venenosas se han logrado aislar compuestos químicos que son sintetizados y convertidos en medicamentos.

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"Nosotros aquí en Colombia tenemos a Oophaga lehmanni, una especie que es endémica del de la zona del Anchicayá, en el Valle del Cauca, y es una especie que ha sido ampliamente traficada", aseveró Palacios, quien se pregunta a dónde han ido a parar los individuos que han sido sacados ilegalmente de su hábitat.

Comunidades comprometidas con la biodiversidad

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Mauricio Flórez, director de la Reserva Natural Río Ñambí, ubicada en el piedemonte costero en Nariño, habló sobre el trabajo que han tenido que hacer con la comunidad para proteger especies como la rana diablito.

"Empezaron comprándolas a 2.000 pesos y empezamos un trabajo muy importante con la comunidad para que ellos no la vendan. Logramos que la comunidad conserve este sitio", acotó Flórez.

Pero el trabajo de concientización debe ir un paso más allá, pues para detener la biopiratería se requiere compromiso de todas las naciones del mundo. Este es un tema que está dentro de la agenda de la COP16, la cumbre de biodiversidad más grande del planeta, la cual se está llevando a cabo en Cali.

Ranas venenosas Colombia
Las ranas venenosas son blanco de biotráfico.
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