Una funcionaria del metro de Medellín dio ejemplo de pertenencia al retirar, con decencia, a un ciudadano que buscaba entrar a como diera lugar en un vagón que estaba atiborrado de personas en plena hora pico.
El hombre extendió sus brazos para impedir que las puertas automáticas del servicio de transporte se cerraran. Mientras tanto, empujaba con fuerza y sin pudor su cuerpo para meterse entre el gentío que estaba a bordo del vagón.
Una funcionaria del metro de Medellín que vio lo que ocurría se aproximó rápidamente al sujeto y sin lastimarlo, solo con sus palabras, lo obligó a quitarse.
“No, no, no, me va a dañar la puerta”, le decía mientras lo retiraba y verificaba que se cerraran las puertas del vagón. “Respete, por favor”, agregó. El ciudadano, afirmaron algunos, no tuvo otra opción que agachar la cabeza y retirarse de la estación.
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Muchos celebraron el sentido de pertenencia de la empleada del metro de Medellín y elogiaron en redes lo que hizo con el usuario.
“Así tiene que ser, la gente da hasta donde se le permite y eso no se puede permitir”; Muy bien 👏👏👏Así es. Tremendo carácter. 😃💪”; “Más gente como la pelada. A cuidar lo público”; “Denle una medalla a esa muchacha, el empleado del mes”; Eso se llama sentido de pertenencia y amor por la ciudad. Excelente actitud de la funcionaria”, fueron algunos de las decenas de comentarios a favor de lo hecho por esta joven.
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Si el hombre que estaba intentando ingresar al vagón del metro de Medellín no se hubiera retirado, se habrían bloqueado los botones del sistema y provocado que los demás pasajeros tuvieran que abandonar el servicio.
Colombiano es héroe en Perú
Las buenas acciones como la de esta empleada del metro de Medellín trascienden fronteras. En Perú, un colombiano se ganó el cariño de la gente al enfrentarse al peligro de las llamas para rescatar a 25 perritos
que estaban atrapados en un incendio que se desató en un inmueble.
Sebastián Arias se trepó a un balcón hasta llegar a un tercer piso. Tuvo que romper una ventana para alcanzar el techo de la estructura, donde estaban los animalitos atrapados. Una vez allí, tomó a los perritos, uno a uno, y los arrojó. Abajo estaban varios miembros de la comunidad con colchones y sábanas que amortiguaron la caída de las mascotas, las cuales resultaron sanas y salvas.
“Vi al perro que estaba arriba en la esquina, yo tengo este hermoso animalito y no quisiera que mi perro se me muriera quemado. Escuchar sus llantos, sus gemidos, no me gustaría que mi perro muriera así. Me encantan, me fascinan los perros. Yo trabajaba en esa recicladora y sabía dónde estaban los animales. No sé cómo subí tan rápido, la adrenalina me puso a subir”, narró.