Tras la muerte del patrullero Edwin Caro mientras requisaba a dos venezolanos en una calle de norte de Bogotá , se pusieron en evidencia los riesgos que enfrentan día y noche los policías que vigilan la capital.
A través de las casi cinco mil cámaras del Centro Automático de Despacho policías vigilan de día y de noche a Bogotá.
Así ocurrió en el caso de un hombre que intentaba robar un carro. Los agentes grabaron los múltiples intentos del delincuente por abrir un carro, y también alertaron a las patrullas, que en menos de cinco minutos llegaron al sitio y con pistola en mano lo sorprendieron.
El hombre, sin oponer resistencia y con las manos arriba, fue detenido. Pero después fue dejado en libertad.
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Como ese, son muchos casos en los que arriesgan la vida, tal y como pasó en el caso de su compañero Edwin Caro.
“Mi esposa y mis hijos me dicen que vuelvas con vida, que me cuide. Mi mamá, mis hermanos, mis familiares oran mucho por mí”, dice el patrullero Yesid Jiménez, de la localidad de Suba.
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Por eso, antes de salir hace una oración personal y un ritual que hacen en grupo en la mayoría de estaciones de policía de Bogotá.
Así arrancan su turno de patrullajes nocturnos que se realizan de manera simultánea en las 20 localidades de Bogotá; también en los establecimientos comerciales.
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A las siete de la mañana del día siguiente cambian de turno y la misión la asume una mueva patrulla.
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A ellos, el trabajo les aumenta porque cuentan que también deben fortalecer la seguridad de las personas que salen a trabajar o estudiar. Siempre con los ojos bien abiertos para llegar a casa a abrazar a sus seres queridos.
“Mi hija siempre está esperándome, que yo siempre me despierte con ella, ella se despide de mí, me echa la bendición, le pide mucho a Dios que yo llegue a salvo en la noche”, cuenta el patrullero David Orjuela, que trabaja en la estación de Policía de la localidad de Santa Fe.
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Sabe que muchos de sus compañeros no han podido regresar a sus casas con vida, por eso aseguran que como cualquier humano a veces siente temor.
“Estamos viendo muchos casos de intolerancia entre las personas y de las personas hacía nosotros los policías, da mucha tristeza eso, porque nosotros salimos de la casa y de la estación es a servir, a ayudarle a la gente; desde una dirección o ubicación que necesitan hasta poderles recuperar sus elementos, ayudarles a proteger su integridad y de sus familiares”, explica Orjuela.
Por eso, estos hombres y mujeres que recorren las 24 horas las calles de las capitales y carreteras del país, hacen un llamado para que los apoyen y los cuiden, para seguir dando la vida por defender a la ciudadanía, como lo hizo su héroe, el patrullero Edwin Arnoldo Caro, asesinado por delincuentes en el norte de Bogotá.