La pandemia ocasionada por el COVID-19 también se convirtió en un reto para la ciencia en Colombia. Los científicos en todas las áreas del conocimiento tienen la misión de investigar y crear fórmulas para salvar a la humanidad de las mil caras que tiene la crisis.
“La pandemia es lo que nos aprieta ahora, detrás de la pandemia están todos los problemas ambientales que vienen, los problemas energéticos y un desarrollo económico diferente”, señala Moisés Wasserman, miembro de la Misión de Sabios.
Wasserman formó parte de la Misión Internacional de Sabios 2019. Fueron 47 expertos nacionales e internacionales convocados por el presidente Duque para la construcción de una hoja de ruta que llevara a Colombia a niveles competitivos de investigación científica.
“No ha arrancado, es decepcionante. Sentimos que, en lugar de arrancar con el acelerador puesto, arrancamos con el freno de mano”, manifiesta Wasserman.
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Enrique Forero, presidente la Academia de Ciencias Exactas, afirma que la deuda con la ciencia en Colombia es una constante histórica, y que creyeron se superaría en este tiempo pandémico.
“Uno esperaba que el Ministerio de Ciencia y Tecnología estuviera muy de la mano con el Ministerio de Salud , con el Instituto Nacional de Salud y eso no ocurrió, ni se acudió a la comunidad científica con excepción de algunos casos de la Academia Nacional de Medicina, en todas partes se creaban comités de apoyo para tomar decisiones, aquí no ocurrió eso”, indica Forero.
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Las primeras buenas relaciones entre Gobierno y científicos se rompieron con el tiempo, y terminó con lo que llaman algunos, diferencias profundas marcadas, sobre todo por el manejo que se dio al joven Ministerio de Ciencia.
“Le dimos una lista de cinco mujeres científicas de altísimo nivel, le dimos también nombres de hombres de altísimo nivel y le decíamos esto es lo que nosotros pensamos que debería ser un ministro y es como si no hubiéramos escrito esa carta”, asegura Enrique Forero.
Las diferencias quedaron marcadas en descripciones sobre los ministros, sobre la primera titular de esa cartera, Mabel Torres, dice el profesor Forero: “Era una persona que estaba en contra del método científico”.
En cuanto al ministro Tito José Crissien, esta fue la discordia:
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“El actual ministro tiene problemas en su hoja de vida por unos plagios que se demostraron en artículos en los que él aparece como coautor”, señala Forero.
Sin embargo, las deudas con la ciencia van más allá de los conflictos frente al manejo del ministerio. Colombia hace parte del exclusivo club de la OCDE, que agrupa a países con las mejores prácticas económicas y sociales de los gobiernos; paradójicamente, la ciencia en Colombia ha tenido que sobrevivir con bajos presupuestos, y los temidos recortes.
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“Nosotros seguimos invirtiendo muchísimo menos, la décima parte del promedio de la OCDE, a la cual pertenecemos en relación al BID, y mucho menos que nuestros vecinos, vecinos pequeños”, dice Wasserman.
El presupuesto ha sufrido una caída vertiginosa desde el año 2010 y su tendencia al 2022.
“El presupuesto que se propone para el 2022 es inferior casi que en la mitad que el que tenía Colciencias en el 2010”, asegura Wasserman.
“Es el menor presupuesto de todos los ministerios, incluidos deporte y cultura, no tengo nada contra los deportistas y la cultura, pero es increíble que el Ministerio de Ciencia tenga un presupuesto de 330 mil millones de pesos cuando Cultura tiene 482 mil, Deporte tiene 645 mil y de ahí para arriba. Educación, Defensa tienen presupuestos altísimos comparados con Ciencia y Tecnología”, agrega Forero.
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Los científicos no se rinden, y muchos de ellos están dando la pelea vinculados a las universidades.
La Universidad Javeriana en Bogotá, por ejemplo, está estrenando el primer laboratorio nivel 3 para la investigación de virus como el COVID-19, en Colombia.
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“Nosotros somos el primer laboratorio comisionado bajo los estándares internacionales de salud de los Estados Unidos”, explica Sebastián Velandia, oficial de seguridad del laboratorio.
Laboratorios de nivel 3 encargados de estudiar virus que aún no tiene tratamiento, son poco conocidos y de gran mortalidad y que se logró gracias al apoyo del Estado.
“El ministerio se dio cuenta de que estábamos en muchas falencias con respecto a laboratorios en donde se pudiera trabajar virus tan peligrosos como el SARS-CoV-2, entonces abrió una convocatoria para mejoramientos de laboratorios junto con el sistema general de regalías”, indica María Fernanda Gutiérrez, investigadora del proyecto.
Son tiempos duros también para la ciencia. Los científicos no paran, saben que cada minuto cuenta, por eso extienden su mano al Gobierno para que en su último año trabajen de manera solidaria, donde haya menos discursos y más ciencia.
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