Antes de morir, la jefe de enfermería Angélica Chica cumplió su sueño de ser mamá, pero el parto no fue como lo hubiera querido en vida; tenía COVID-19, estaba en una UCI y, en ese pequeño cubículo donde batalló por no morir, logró dar vida.
“La vigilancia que se le estaba haciendo a la bebé fue muy estrecha, entonces hubo que desembarazarla de urgencia, se le hizo una cesárea en la unidad de cuidados intensivos. Ella pudo cargar a Martina, la pudo tocar, ella igual estaba intubada”, contó Adriana Díaz, enfermera y amiga de Angélica.
Adriana era su amiga y fue la escudera de esta lucha contra el coronavirus, en la que ganó una vida a cambio de otra. La pequeña Martina nació prematura, le faltaba un mes y milagrosamente llegó a este mundo sin ser contagiada, pero quien no logró seguir con vida fue su madre.
Publicidad
“El mejor regalo para Navidad era que ella se recuperara y nosotros ya dábamos por sentado que iba a salir adelante y estábamos muy, muy felices y nosotros decíamos esto viene de Dios. Una fiebre se la llevó en horas. Nadie lo esperaba”, manifestó Díaz.
Angélica era de Manizales, tenía 33 años, no tenía ninguna comorbilidad, pero no pudo ganarle al coronavirus. En Medellín sus colegas la recuerdan con tristeza.
Publicidad
“Nos deja todo su sentimiento, su solidaridad, su compasión todas las cualidades de una excelente enfermera”, expresó Diego Duque, director del Hospital San Vicente Fundación.
Sus conocidos aseguran que contrajo el virus en el transporte público.
Este martes, en medio de una ceremonia privada le dieron el último adiós.