Presuntas víctimas de De Currea-Lugo: relatos de mujeres que aseguran que el docente las acosó

Él cambió el lugar de la cita, más o menos 30 minutos antes, habíamos quedado de encontrarnos en un centro comercial y, media hora antes, programó la cita a un lugar más cerca de su casa. Se comportó muy bien en el café, estábamos en un lugar público y en ningún momento hizo un comentario fuera de tono, hablamos sobre la universidad, sobre el país, me dio consejos profesionales y cuando yo ya me dirigía a despedirme, él me comenta que acaba de publicar un nuevo libro, que tiene las cajas en su casa y que si podría pasar a la casa de él para entregarme una copia antes de que me fuera. Como la reunión en el café, pues se había desarrollado con bastante normalidad, yo accedí a la invitación a su casa por el libro. Pensé que igual iba a ser un encuentro bastante corto, que me entregaría el libro y yo me iría

Desde que yo entré en el apartamento, me sentí en una situación de peligro y decidí adoptar el comportamiento que más pudiera mostrar mi inconformidad, creo que mi instinto me decía algo aquí no está bien. Lo primero que me dijo fue ’ponte cómoda’, me dijo que me quitara el abrigo, que pusiera mi maleta a un lado y la verdad yo estaba tan incómoda y no sentía para nada seguridad, que yo en ningún momento me quité el abrigo por más que él insistió en múltiples ocasiones, la maleta la mantuve lo más cerca posible a mí todo el tiempo. Empezó a hablarme de su vida romántica, de sus problemas con sus exnovias cuando vivía en otros países, empezó a hacer comentarios sobre mi aspecto físico, que yo estaba muy bonita y empezó a decir que yo era muy inteligente y que eso lo atraía bastante. Después de un tiempo que yo estaba hablando, se quedó en silencio, a pesar de que yo estaba al otro extremo del sofá, se lanzó a basarme. Todo el tiempo me referí a él como profesor, incluso en ese momento le dije ‘no profe, por favor no, esto no’. Él se echó para atrás, se quedó callado, empezó a decir ‘lo siento mucho, no me pude contener, la verdad me pareces muy atractiva'

Incluso con el tema de los diferentes países en los que había vivido, me recomendó que viera una película, incluso sugirió que tenía la película en su casa y que si quería podíamos verla en ese momento y el único televisor en esa casa queda en su habitación. Creo que ese momento fue uno de los momentos de alarma más importante porque me quedó muy claro cuáles eran sus intenciones si alcanzaba a tener alguna duda hasta el momento. Salí corriendo del apartamento, la verdad sentía que estaba en shock, también sentí un gran alivio porque sentí que había estado en una situación de peligro y que pesar de todo, había logrado salir a salvo. Me puse a llorar, le mandé unos mensajes a una amiga, bajé, tomé el ascensor, seguramente el portero vio mi cara de desconcierto y me subí en el primer bus que vi pasar, quería estar lo más lejos posible de ese apartamento y de ese señor

En ese momento tenía como unos 19 años y es muy duro llegar con esa ingenuidad que uno trae en el colegio y darse cuenta de que la realidad es otra, entonces que son cometarios que en ese momento yo deje pasar, no les prestaba atención y decía: ‘si, claro dale'. Ya después entré a su semillero y digamos que las cosas cambiaron un poquito de tono porque siempre al final de una reunión o en su defecto, después de alguna clase o entre las clases, era: ‘no, pero ven por qué no vamos a tomar a un café, por qué no vamos a mi casa’. Mi mamá nunca me dejó ir a la casa de nadie, entonces, pues yo ‘no pues, no puedo vivo lejos’ entonces eso siempre se mantuvo así

Llegamos a la puerta de la Nacional, pasó la mano por encima mío abrazándome, diciéndome: ‘no te preocupes, tú acá estás segura, es que una niña como tu chilla en una universidad, tú eres muy linda para acá, entonces ven yo te protejo’ y era abrazándome, entonces yo como ‘okay, estoy en un lugar desconocido, pues bueno él es mi profesor, no me va a hacer nada. Bueno, fuimos a la charla, y después al salir salimos, me insistió que fuera a la casa de él, que estábamos cerquita, que aprovecháramos, que un café, que no pasaba nada y pues yo le dije ‘no, lo siento’, que me tenía que devolverme a mi casa y quedé como con un sinsabor. Ya después, al día siguiente que nos vimos en la universidad, estábamos en su oficina, me acuerdo que estábamos discutiendo algo precisamente del trabajo y ya sentí que como que estaba invadiendo un poco mi espacio personal, diciéndome que yo era muy linda, que yo le rechazaba los cafés, que por qué era tan difícil y yo le dije ‘mira, la verdad, ahorita tengo clase y me tengo que ir’ y salí de la oficina de él

Él me citó en su oficina para hablarlo, yo fui creyendo que no era posible y con algunos rumores que había escuchado de él, cuando llegué a su oficina la conversación fue bastante incómoda y, en resumen, me dijo que fuera a su casa a ver una película que me estaba recomendando y que allá mirábamos lo de la monitoria, que me le volara a mi pareja, que ese no era celoso”