El presidente de Colombia, Gustavo Petro , decidió adelantar para este viernes, 31 de marzo, la reunión programada para el próximo lunes con la delegación del Gobierno que negocia la paz con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN), después del ataque contra una unidad del Ejército en la región del Catatumbo que dejó nueve militares muertos y nueve heridos.
La reunión se celebrará el viernes por la tarde en la Casa de Nariño, sede presidencial, y Petro convocó a todos los miembros de la delegación gubernamental para evaluar los hechos y la situación, de cara a las negociaciones.
El Gobierno mantiene que la reunión de evaluación no significa levantarse de la mesa de negociaciones, pero sí evaluar y sobre todo insistir en la línea de exigir un cese al fuego bilateral a la guerrilla, que en todo caso no se podrá acordar hasta que las dos partes se vuelvan a reunir después de Semana Santa en La Habana.
Petro convocó "a consulta" a la delegación después del ataque del miércoles perpetrado por el ELN -según el Ejército- en Guamalito, un corregimiento del municipio de El Carmen, en el departamento de Norte de Santander, contra soldados del Batallón Especial Energético y Vial No. 10. La reunión estaba prevista, inicialmente, para el lunes.
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En el ataque con explosivos y disparos de fusil murieron dos suboficiales y siete "soldados que prestaban su servicio militar", según la información facilitada por Petro, y resultaron heridos otros nueve militares.
El presidente culpó del ataque a "quienes hoy están absolutamente alejados de la paz y del pueblo", sin referencias al ELN, pero adelantando que el atentado podría traer consecuencias en la mesa de diálogo.
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Sin embargo, la intención del Gobierno no es levantarse de la mesa. "No seremos nosotros los que nos pararemos de la mesa", dijo el jefe negociador del Gobierno, Otty Patiño.
"Pese a que no se ha firmado un cese el fuego y hostilidades, el espíritu que desde luego hay que crear es de confianza", defendió Patiño tras el revuelo ocasionado por el ataque de la guerrilla, para insistir en que "se debe crear un clima de confianza donde las armas valgan menos y las palabras valgan más".
Por su parte el ELN, que ha tardado más de 24 horas en referirse a los hechos, publicó un escueto tuit donde banaliza el "dolor" por el atentado, justificando que ellos también lo han "sentido", pero insistieron en su voluntad de "construir" paz.
"Entendemos el dolor porque lo hemos sentido. Todos los dolores cuentan, son iguales. Son duras las realidades de la guerra, por ello es menester persistir en la construcción de la paz y proseguir en su proceso", estimaron.
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Sin embargo, crecen las dudas sobre la autoridad de la delegación negociadora del ELN, encabezada por su número 2, Pablo Beltrán, después de que este jueves también el Frente de Guerra Occidental Omar Gómez de la guerrilla, que opera en el departamento del Chocó, en el Pacífico, emitió un comunicado en el que expuso "algunos interrogantes" sobre la negociación de paz.
"No vemos con buenos ojos este proceso de paz y cada día tenemos más interrogantes e incertidumbres. Se necesitan hechos más que palabras, discursos y buenas intenciones", alegaron, después de acusar al Gobierno de no generar los cambios "estructurales" que ellos creen necesarios.