La cruda realidad del hambre en Colombia está matando a decenas de niños menores de 5 años en Colombia. En lo que va de 2022, 200 niños han perdido la vida por desnutrición infantil, según cifras del Instituto Nacional de Salud.
El mayor número lo sigue registrando el departamento de La Guajira, con 50 menores de edad fallecidos, representando el 25% de la totalidad de casos. Le siguen Chocó, con 26 niños; Bolívar y Cesar con 14, y Vichada y Magdalena con 9.
Juan Carlos Buitrago, director de la Red de Bancos de Alimentos de Colombia, afirma que “son cerca de 5,7 niños que se nos están muriendo cada semana en Colombia. Si seguimos con esa tendencia vamos a finalizar el año con cerca de 300 niños menores de 5 años muertos por desnutrición”.
Esta entidad señala que se necesitan mínimo 300 mil pesos para que una canasta básica contenga todos los alimentos necesarios para no pasar hambre en Colombia y evitar la desnutrición, pero en regiones como La Guajira las madres, con suerte, logran conseguir 100 mil pesos para el mes.
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“Tenemos 19,6 millones de personas que hoy no pueden comprar una canasta básica de alimentos en Colombia”, precisa Buitrago.
También preocupan las cifras de niños que ya están enfermos por el hambre en Colombia y han sido diagnosticados con desnutrición crónica: 15.237 durante 2022, es decir, cerca de 58 niños al borde la muerte cada día.
Nos retuerce en el corazón ver familias completas de ocho hijos, todos con desnutrición crónica, eso nos ha impactado muchísimo, todos esos niños condenados a la pobreza porque van a ser menos inteligentes
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Bogotá no es ajena a la situación de hambre en Colombia. Es la quinta ciudad del país que ha registrado muertes de niños por desnutrición.
En una casa ubicada en el barrio Bilbao, de la localidad de Suba, viven tres familias. Entre sus miembros hay dos niñas, una de 4 y otra de 8 años, y a diario sus abuelas se rebuscan para poder darles las tres comidas, pero “a veces hay hambre, a veces cuando uno sale con ella y se antoja de algo, uno no tiene cómo dárselo, y puede ser una galleta, pero si uno no tiene, uno no se lo da”, cuenta Claudia Patricia Salcedo.
Ana Rita Noriega, que trabaja como vendedora ambulante, afirma que su nieta le pide comida.
“‘Mami, quiero mandarina, quiero banano, quiero esto’, así yo tenga 300 pesos le digo al señor de la tienda ‘me deja un banano en 300 pesos para la niña’, eso lo hace uno, tener que humillarse ante la gente para conseguir comida”, confiesa entre lágrimas.
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Una fruta, un vaso de leche o un pedazo de carne o pollo son alimentos que poco o nada se ven en este hogar.
“Muchas personas dirán que eso no es gran cosa, pero para nosotros no tenerlo es difícil”, afirma Claudia.
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Frente a esta realidad, el secretario de Salud de Bogotá, Alejandro Gómez, asegura que factores como la pandemia, la migración de miles de familias venezolanas y la inflación han agravado la situación social en la capital.
Por eso “hemos creado una ruta de atención a la desnutrición, la hemos hecho entre todo el sector salud. pero también con el sector social y con el sector educativo”, detalla el funcionario, que además habló sobre los cuatro niños fallecidos reportados por el INS.
“Uno está confirmado como asociado a la desnutrición, sin lugar a dudas; uno está descartado, parece que desgraciadamente fue por consecuencia de fenómenos de violencia intrafamiliar, y dos de ellos están en estudio”, precisó.