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Policía Aníbal Toscano habla de su travesía en la selva: “Caracoles y cangrejos me sostuvieron”

En su lucha durante 15 días por salir de la inhóspita zona, Aníbal Toscano encontró caminos de migrantes y objetos abandonados. Pensar en su hijo de 5 años le dio fuerza para no rendirse.

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Buscar leña para la cocina de la base se convirtió en una pesadilla para el subintendente de la Policía Antinarcóticos Aníbal Toscano, que terminó perdido 15 días en la selva del Chocó. El uniformado contó cómo se extravió y qué lo mantuvo vivo.

De acuerdo con su relato, al retirarse de la base “tomé un camino por donde salía a buscar la leña y regresé, pensé que era el camino que me llevaba a la base otra vez y terminé prácticamente en la frontera, terminé en Panamá”.

En medio de las trochas, eligió una “pensando que ese era el camino que iba la base y eso es un camino que lleva a Panamá prácticamente porque ese es un camino a migrantes”.

Y siguió andando, pero “ya me cogieron los calambres, porque ya había caminado dos horas, porque ya me marcó las cinco de la tarde, traté de regresarme, se bajó la neblina y me tocó prácticamente acuartelarme en el piso”, dijo Aníbal Toscano.

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Todos los días intentaba guiarse por “los helicópteros que sobrevolaban, me mostraban el punto, pero el eco de la montaña, el sonido me desviaba”. Y fue así como “encontré maletas, encontré pañales desechables, encontré sombrillas, cosas así que iban dejando” los migrantes que cruzan por el Darién.

En medio de su travesía, Aníbal Toscano detalló que “en varias partes encontré huellas de animales salvajes, había huellas de leopardo, había huellas de cerdos salvajes, entonces para asegurarme me subía a las copas de los árboles para amarrarme y dormir más seguro allá”.

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Y en el día se alimentaba con “caracoles y cangrejos, y eso fue lo que me sostuvo, con un cangrejo que comía diario y tomaba agua, me sostenía para más o menos caminar hasta las cuatro o cinco de la tarde”.

Y así, durante 15 días, siguió avanzando hasta que por fin encontró ayuda en territorio colombiano. “Venían cuatro muchachitos entre la edad de 18, 20 añitos más o menos, me dijeron ‘amigo, a usted es al que lo andan buscando’, y yo ‘Dios mío, Señor, ¿cómo así?’, y me dijeron ‘sí señor, eso ha bajado gente esta mañana, bajaron unos amigos suyos, eso aquí hay gente por todos lados, vamos y lo llevo allá’”, narró Aníbal Toscano.

La comunidad avisó a los policías antinarcóticos que buscaban al subintendente, los helicópteros llegaron al lugar, lo recogieron y lo llevaron a Apartadó, en Antioquia, para ser valorado.

Regresó a Bogotá el martes 6 de junio y lo primero que Aníbal Toscano fue abrazar a su hijo de 5 años.

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“Mi hijo me necesita, tengo 44 años, dejar mi hijo de 5 años y sin saber qué va a pasar de aquí en adelante… Cada vez que me subía a un árbol le pedía fuerzas (a Dios) para no caerme”, afirmó ya al lado de su familia.

Gracias por esa fuerza, papi, que me diste. Te amo papá, te amo… te prometo que no te voy a volver a abandonar”, le decía Aníbal Toscano al niño mientras lo abrazaba con fuerza.

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El general Nicolás Zapata, director de la Policía Antinarcóticos, afirma que “el mensaje que él (el subintendente) nos deja es: perseverar, persistir, tener fe”.

La esposa de Aníbal Toscano, Clara Rincón, afirma que su compañero de vida “es un guerrero de Dios, solamente la fe mueve montañas”.

En medio de aplausos y una calle de honor, Aníbal Toscano fue subido a una ambulancia y trasladado hasta el Hospital de la Policía para nuevos chequeos médicos.

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