En una entrevista con Blu Radio, el teniente coronel Andrés Correa, piloto de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC), relató las difíciles circunstancias que rodearon la reciente misión de repatriación de 117 colombianos desde Líbano, en medio de la creciente violencia en Medio Oriente, marcada por el ataque de Israel a Hezbolá y la respuesta de Irán con misiles.
El coronel Correa destacó que la misión representó un “desafío contrarreloj” en el que la logística y la seguridad se convirtieron en prioridades fundamentales. “En un vuelo normal, la seguridad no es un tema que se contemple tanto, pero esta vez fue clave”, afirmó, subrayando que el contexto bélico alteró la dinámica habitual de las operaciones aéreas.
¿Qué sucedió al momento del vuelo en Líbano?
Uno de los momentos más críticos de la operación ocurrió en el tramo final del vuelo, específicamente entre la isla de Chipre y Líbano. El coronel Correa mencionó que había informes sobre ejercicios militares aéreos y navales en la región, lo que aumentaba el riesgo de ser alcanzados por armamento. “Nos preocupaba que, siendo un avión militar, pudiéramos ser confundidos y atacados”, explicó el piloto, reflejando la tensión palpable en la misión.
El equipo de la FAC también tuvo que enfrentar la realidad de la violencia de cerca. Desde su hotel en Chipre, el oficial y su equipo pudieron observar los “destellos de misiles en el horizonte”, una experiencia que generó incertidumbre sobre si podrían continuar su misión al día siguiente. A pesar de las tensiones, el coronel sintió un profundo alivio al dejar Chipre, aunque sabía que las dificultades no habían terminado.
“Veíamos los fogonazos de los misiles en el horizonte”: teniente coronel Andrés Correa, piloto de la FAC, que trajo a los 117 colombianos de Beirut, relató a Blu Radio los momentos de angustia que se vivieron en el espacio aéreo entre Líbano y Chipre. Aseguró que está listo para… pic.twitter.com/SWhsLeSYUT
— BluRadio Colombia (@BluRadioCo) October 3, 2024
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Entre las inquietudes que afectaron la planificación del vuelo, también estuvo la posibilidad de interferencias en los sistemas de navegación debido a ataques electromagnéticos. Esto obligó a la tripulación a recurrir a métodos tradicionales de navegación. “Aquí lo entrenamos en el simulador, pero vivirlo en tiempo real genera mucha preocupación”, aseguró Correa, reflejando el estrés añadido que vivieron durante la misión.
Otro desafío logístico importante fue la limitación del Boeing 737-700, un avión diseñado para vuelos regionales que no posee la autonomía necesaria para realizar vuelos directos desde Colombia a Europa. Esto llevó a la tripulación a planear varias escalas, incluyendo paradas en República Dominicana, Portugal y Chipre, lo que complicó aún más la operación.
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A pesar de las dificultades, la misión fue considerada un éxito y el coronel Correa expresó su satisfacción por haber logrado traer de regreso a los colombianos en un contexto tan complejo. Sin embargo, la incertidumbre persiste respecto a una posible nueva misión. El canciller Luis Alberto Morillo ya está evaluando la posibilidad de realizar un nuevo vuelo a Líbano, lo que también incluye el envío de ayuda humanitaria, en colaboración con Egipto, a la región, sumando un nuevo nivel de responsabilidad a la labor de la FAC en estos tiempos de crisis.