En la vereda San Francisco, en Junín, Cundinamarca, así como en las poblaciones de Fómeque y Guasca, los campesinos reportan que algunas de sus reses han muerto por las fauces de un oso de anteojos. Aunque aseguran tener cercadas sus parcelas “ese animal es muy difícil de controlar, porque es un animal que ya está empicado y encuentra la comida fácil”, dice Pablo Urrego.
“Buscamos que nos den soluciones con ese animal, que lo reubiquen, o esos animales, porque son muchos”, sostiene, y afirma que “en dos semanas fueron nueve casos que se presentaron”.
Fernando Zanabria, director de la CAR Cundinamarca, recordó que “no es el oso el que invade el territorio del ternero, del novillo, es el novillo el que llega al territorio que es del oso”.
Asimismo, lamentó lo ocurrido y dijo que “como corporación asumimos la responsabilidad de lo que cueste este novillo”.
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Sin embargo, sostuvo que en las fincas “donde han pasado casos similares no están cercadas, no hay un límite de los propietarios de las fincas y el territorio que pertenece a los osos”.
Por su parte, María Fernanda Medina, subdirectora ambiental de Corpoguavio, indicó que se ha venido “trabajando con la Gobernación de Cundinamarca un convenio para cercas eléctricas en todas las zonas de amortiguación” para delimitar las parcelas de la reserva Chorreras y Concepción, donde habita el oso de anteojos.
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