Genaro González Valencia, padre de Michel Dayana González, la adolescente encontrada muerta en un taller de Cali
, comentó que luego de que su hija no apareciera ni contestara sus llamadas el pasado jueves 7 de diciembre, él procedió a buscarla con una foto de su rostro y que, sin saberlo, le preguntó al señalado asesino, Harold Andrés Echeverry, si la había visto, pero este lo negó.
Contó que luego de que estuvo buscándola varias horas y que nadie le daba razón de la menor, uno de los vecinos le indicó que se percató que la adolescente había ido hacia la tienda.
“Yo me dirigí una vez a la tienda y le pregunté a la paisa, la encargada de la tienda, entonces me dijo: ‘Sí ella estuvo aquí, su hija estuvo aquí. Ella compró unas cosas, pero hace media hora salió'”, relató el padre de Michel Dayana González.
Luego volvió a su casa con la esperanza de que la menor hubiera regresado a su hogar, pero pasadas unas cuantas horas se comunicó con el cuadrante del barrio San Judas para que le ayudaran a localizarla.
Durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, Don Genaro González la buscó por la orilla del caño y los matorrales porque “presentía que a ella le había pasado algo porque ella siempre me contestaba el teléfono, ella nunca apagaba el teléfono”.
Cuando su pareja sentimental empezó a sospechar del taller, porque según las cámaras allí fue el último lugar por donde se le vio pasar, regresó al sitio.
En el lugar se percató de que cinco trabajadores habían sido retenidos por las autoridades y él y su pareja empezaron a hacerles preguntas y, según el relato de don Genaro González, ellos "los evadieron”.
A pesar de que la Policía ya había registrado el lugar y encontrado rastros de sangre, “ellos ocultaban información. Cuando mi mujer llama al cuadrante, llegan las autoridades, entonces uno de ellos, el administrador del local, se lleva a la patrullera hacia el fondo del local y el asesino de mi hija estaba afuera”.
El padre de la menor desmembrada en el taller de Cali también comentó que el administrador del local comentó que en el sitio había sangre, que Harold Andrés Echeverry “tenía los labios mordidos, tenía arañazos en la nuca, que tenía un puño en el ojo, entonces la Policía dijo: ‘No, pues vamos a retenerlo para indagar’. Pero cuando la Policía se regresa él ya se había escapado en una moto”.
Mientras Harold Andrés Echeverry se daba a la fuga, don Genaro González descubría el inhumano escenario donde estaban los restos de su hija Michel Dayana. “Vimos más sangre en las paredes, yo abrí el baño y había mucha agua, sangre. Entonces ya la Policía nos sacó para que no fuéramos a contaminar el espacio”.
Con profundo dolor, relató que los restos de su hija “estaban regados por todo (el lugar) en canecas y en maletas”.
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