La pandemia en las cárceles tuvo un comienzo cargado de violencia y muerte, el epicentro, la cárcel Modelo de Bogotá.
El 21 de marzo del 2020, lo que comenzó como una protesta exigiendo medidas de bioseguridad, para no caer presos del COVID-19, terminó en un sangriento amotinamiento que dejó 23 muertos.
Luego, el 10 de abril, se conoció el primer caso de coronavirus en una cárcel colombiana. Fue en Villavicencio , donde un hombre de 63 años murió a causa del virus; cuando apenas empezaba la pandemia y los centros penitenciarios rondaban el 52% de hacinamiento. Precisamente esa fue la condición propicia para que el COVID se propagara más rápidamente, era cuestión de días para que las cárceles se convirtieran en focos del virus.
Cuando se declaró la emergencia carcelaria, el 14 de abril del 2020, el Gobierno expidió el decreto 546 para deshacinar las cárceles, lo que según el Inpec, logró una reducción del 20,1% de sobrepoblación carcelaria, lo que permitió adelantar estrategias al interior de los penales para contener el contagio.
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“Nos ha permitido trabajar al interior de los penales en zonas de cuarentena y zonas de aislamiento, eso ha permitido que las personas que estén contagiadas sean debidamente aisladas y evitemos el contagio masivo”, explicó el general Mariano Botero Coy, director del Inpec.
Sin embargo, a pesar de las medidas adoptadas y los protocolos, el contagio masivo llegó en junio a más de 1.600 personas privadas de la libertad en el país. A la fecha van más de 15 mil afectados por COVID-19.
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La pandemia puso en evidencia las fallas del obsoleto sistema penitenciario y carcelario de los 132 centros de reclusión que hay en Colombia.
Desde marzo del año pasado, dentro de la estrategia de aislamiento carcelario, quedaron prohibidas las visitas; así que sumado a tener que vivir la pandemia tras las rejas, los internos no pudieron volver a ver a sus seres queridos.
Pero la crisis de las cárceles en pandemia se deriva también a las estaciones de Policía y a las URI, que no están en condiciones de albergar personas privadas de la libertad por más de 36 horas.
En Colombia, de las 96 mil personas privadas de la libertad, hasta el momento solo 140 han sido vacunadas.
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“Hoy estamos ad portas de iniciar la segunda línea de atención y es sobre personas privadas de la libertad que van desde los 75 hasta los 82 años, esperamos que en abril podamos generar la tercera línea”, aseguró Botero.
Aunque actualmente hay 23 casos activos de COVID al interior de las cárceles en Colombia, la constate problemática de salubridad, la carencia crónica de provisión de bienes y servicios esenciales dentro de un sistema penitenciario y carcelario vetusto, agudizan la pesadilla de vivir la pandemia tras las rejas.
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