La Fiscalía General de la Nación tienen en la mira al padre Francisco de Roux , quien entre 2017 y 2023 fue presidente de la Comisión de la Verdad creada por el acuerdo de paz con las extintas Farc, y compulsó copias para que se investigue su supuesta responsabilidad en delitos de favorecimiento y omisión de denuncia, en el caso que se adelanta por los presuntos abusos sexuales que involucran al sacerdote jesuita Darío Chavarriaga.
El caso se remonta hace 38 años atrás. Los hermanos Llano Narváez -Luis Fernando, Alba Constanza, Ana Rosa Cristina y Mónica Cristina- aseguran que en 1976 empezaron a ser víctimas de abusos sexuales y tocamientos por parte de Chavarriaga.
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"Yo era estudiante de segundo de bachillerato en el Colegio Mayor de San Bartolomé, en Bogotá. En ese entonces, me informan que había sido elegido para una beca para pagarme mis gastos en el colegio y para sostenimiento de todas mis necesidades académicas durante el bachillerato. A partir de ese momento yo tenía que estar en permanente contacto con él (Darío Chavarriaga) porque semanalmente me tenía que entregar el dinero para los gastos", relató Luis Fernando Llano a Noticias Caracol.
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Según la versión de los cuatro hermanos, ese contacto se hizo cada vez más frecuente, y el sacerdote jesuita se ganó la confianza de la familia, que en ese entonces vivía con muchas necesidades.
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"Cuando llega el padre Darío Chavarriaga a la casa, pues él llega con abundancia. Viene con comida, viene con regalos. Nos traía mercado, y eso para nosotros era muy positivo", relató Ana Rosa Cristina Llano en entrevista con este noticiero.
Los hermanos afirman, sin embargo, que luego de ese acercamiento empezaron los abusos de parte del padre Chavarriaga. "Nosotras éramos muy chiquitas -siguió Ana Rosa Cristina-. Yo tenía entre 8 y 9 años, entonces él era como un papá porque no teníamos una figura paterna. Entonces, nos subíamos una en una pierna, otra de nosotras en la otra".
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Ana Rosa Cristina aseguró también que a ella y a sus hermanas Chavarriaga las acarició en "partes íntimas". Comentó que "era incómodo", pero que "en ese entonces nosotros teníamos un respeto muy profundo por la Iglesia Católica porque él era un sacerdote".
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En el caso de Luis Fernando Llano, él contó que empezó a ser víctimas de los abusos cuando tenía 14 años de edad. "Un día le dice a mi mamá que para evitarme que yo fuera en bus al colegio que me permitiera ir con él y que había un sitio en el colegio donde yo podía pasar la noche. Mi mamá accede por la plena confianza que se había ganado".
Agregó: "Esa noche yo lo acompañó al colegio, pero lógicamente no había nadie que nos viera entrar porque no sé si llegamos a medianoche, y él tenía las llaves de todas las puertas del colegio (...). Al no haber un sitio independiente donde yo durmiera en un sitio independiente, había una colchoneta en su cuarto. Primero, me invita a ducharme, cosa que me pareció muy extraño. Yo me baño y él se mete a la ducha conmigo, y ahí empieza una historia muy triste".
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Los hermanos guardaron silencio hasta 2014, cuando un hecho grave para su familia, el cual prefieren mantener bajo reserva, los lleva a denunciar ante el padre Francisco de Roux, quien en ese momento era presidente de la Compañía de Jesús. Lo hicieron en dos conversaciones: una el 21 de mayo de 2014 y una más el 24 de mayo de ese mismo año.
"Yo acudo al padre De Roux porque era la figura del provincial, el superior jerárquico de esa comunidad en Colombia", afirmó Luis Fernando. "Me dirigí a él (al padre De Roux) en la espera de que, por su intercesión, fuera este señor (el padre Darío Chavarriaga) puesto en manos de la justicia, pero básicamente hicieron un proceso interno bajo el derecho canónico. Nunca nos notificó la Fiscalía".
La respuesta del padre De Roux
Por su parte, el padre Francisco de Roux emitió un pronunciamiento público el pasado 24 de octubre en el cual reconoció la ocurrencia del delito del padre Darío Chavarriaga y también hizo un recuento sus actuaciones en el caso.
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De Roux señaló que después de recibir la denuncia tuvo un encuentro con el padre Chavarriaga. "Él, en general, acepta la verdad de lo que he recibido yo el día anterior, se dispone a colaborar con la investigación y le advierto que actuaré en justicia dentro del derecho que me corresponde de una manera muy determinante y fuerte", dijo en ese entonces a finales de octubre pasado.
De inmediato, el padre jesuita nombró un procurador y una comisión para investigar y, ante ellos, el sacerdote Chavarriaga aceptó los hechos, que fueron confirmados en el informe final. Así, el padre fue sancionado dentro del derecho canónico y nunca jamás ejerció de nuevo el sacerdocio.
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En todo caso, De Roux explicó por qué no llevó el caso ante la justicia ordinaria.
"Hice una consulta a abogados y el criterio que recibí fue que la acción penal por tiempo ya había prescrito. Hoy, como ustedes saben, esto es absolutamente imprescriptible por la evolución de la normatividad", explicó el padre De Roux a finales de octubre.
Sin embargo, los hermanos Llano señalan que esa explicación no es suficiente y afirman que lo que hizo el padre no fue acertado. "Tiene que haber un momento en que una persona comete un delito y no puede morir impune y los que conocieron de los hechos callados. O sea, si nosotros nos quedamos callados, yo le deseo una larga vida al padre De Roux, pero no podemos esperar otros 40 años, cuando ya no vamos a estar nosotros, para que cosas como estas sigan pasando y haya ese manto de impunidad", afirmó Luis Fernando Llano.
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Con su denuncia, los hermanos Llano buscan que se tomen medidas para que casos como este no se repitan y aseguran que lo ocurrido no puede manchar el nombre del padre De Roux y su aporte a la paz. Sin embargo, será la justicia la que determine si el religioso favoreció u omitió su deber de denunciar el caso.