Hace aproximadamente 30 años, el caso de Nancy Mestre generó indignación. En enero de 1994, cuando la joven tenía 18 años, fue abusada sexualmente y recibió un impacto de bala en la cabeza que le quitó la vida.
El primer sospechoso fue su amigo Jaime Saade, diez años mayor que ella y quien desde ese momento desapareció.
Tras la muerte de Nancy, Martín Mestre, padre de la joven, se dedicó a buscar al asesino de su hija con un único fin: verlo tras las rejas.
En el año 1996, un juez condenó al responsable a 27 años de cárcel por los delitos de homicidio y violación. Sin embargo, el ciudadano continuó prófugo de la justicia.
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Tuvieron que pasar 26 años para que el padre de familia diera con el paradero del asesino de su hija. El hombre había cambiado de identidad, haciéndose llamar Henrique Dos Santos. Además, contrajo matrimonio y tenía dos hijos.
Martín Mestre dio aviso a las autoridades y los condujo al paradero del hombre, quien finalmente fue capturado en el año 2020.
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A pesar de que el panorama para el padre de familia parecía alentador, pues tras un gran esfuerzo podría ver al responsable de la muerte de su hija en prisión, un polémico fallo de la Corte de Brasil lo decepcionó.
El tribunal negó la extradición de Jaime Saade tras un empate entre el jurado, dos votaron a favor y dos lo hicieron en contra, alegando que el delito ya había prescrito en el país.
El quinto miembro se encontraba de licencia, hecho por el cual, según la justicia, un empate debía beneficiar al recluso.
Gracias a una nueva audiencia, que se solicitó tras una demanda interpuesta por los familiares de Nancy Mestre, el veredicto cambió y se aprobó la extradición del asesino de la joven a Colombia.
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La noticia conmocionó al padre de familia, quien siempre estuvo dispuesto a luchar para que se hiciera justicia.
"Dios me dio la tenacidad y fortaleza para luchar esto. Y le doy gracias a Dios y se hace justicia", aseguró Martín.
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Martín Mestre espera que al asesino de su hija "lo pongan en una cárcel de máxima seguridad porque se escapa nuevamente un tipo que duró 30 años huyendo".
"Yo pienso que mi hija debe estar 'papi, cumpliste conmigo'. Yo pienso, cuando me muera, verme con ella y darle un beso", apuntó el hombre de 81 años, quien además asegura que aún tiene fuerzas para ver al criminal tras las rejas.
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