El 30 de abril de 1984, Rodrigo Lara Bonilla, valiente ministro de Justicia, fue asesinado en Bogotá por orden del criminal Pablo Escobar. Sicarios le dispararon cuando iba en su vehículo, en una calle del norte de la capital colombiana.
Exalcalde de Neiva y cofundador del Nuevo Liberalismo junto a su amigo Luis Carlos Galán, le había declarado la guerra a los narcos.
Rodrigo Lara Bonilla no se quedó callado ni se arrodilló. De hecho, le quitó la máscara a Pablo Escobar, quien quería venderse como un Robin Hood criollo, y lo hizo expulsar del Congreso de la República.
Líder muy joven, con apenas 37 años, le aclaró a Colombia que el jefe del Cartel de Medellín no era un héroe, sino un villano, algo que el criminal nunca le perdonó.
“Soy un ministro peligroso para quienes están fuera de la ley”, había sentenciado.
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Fue concejal, diputado, representante a la Cámara y Senador. Rodrigo Lara Bonilla, casado con Nancy Restrepo y padre de cuatro hijos, dejó un legado: los valores no se negocian jamás.
El programa Expediente Final , del Canal Caracol, presentó hace unos años un reportaje sobre este asesinato, el cual marcaría el comienzo de un río de sangre generado por Pablo Escobar Gaviria.
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Este domingo, en #EspecialesCaracol, el canal emite un gran reportaje llamado '500 días de Escobar, la vertiginosa caída del capo', el cual relata los últimos momentos de este desalmado asesino.