Un imponente oso de anteojos se encontró en zona rural de San Vicente del Caguán, Caquetá, con una cámara trampa, jugó con ella y hasta terminó retratado. En el sur de Colombia celebran lo ocurrido con un animal que está en riesgo de extinción.
El oso de anteojos, único tipo que existe en Colombia, agarró la cámara trampa, la miró y se tomó una fotografía, para después alejarse caminando lentamente entre la selva.
En San Vicente del Caguán, 50 familias ganaderas de la cooperativa Coopabi y jóvenes del Club de Monitoreo Huellas del Oso, con el apoyo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid) instalaron cámaras trampa para monitorear a esta especie.
“Es muy importante, estas estrategias que vienen lideradas por las comunidades consideramos que son uno de los éxitos en la conservación. Mientras que tú no puedas generar esos incentivos a través de las comunidades y esa apropiación de los procesos de conservación, pues no vas a tener éxito en un proceso de mantenimiento de una especie o de conservación”, aseguró Mauricio Vela Vargas, líder de mamíferos grandes de la WCS.
Además, habían firmado acuerdos para la conservación de 13.000 hectáreas de bosque y siembra de plantas nativas que constituyen alimento para el oso de anteojos, también llamado oso andino.
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Con la mejora en la conectividad ecológica de la zona, este registro es prueba de que el oso andino, declarado en peligro vulnerable de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza está volviendo a transitar la zona.
Este mamífero, endémico de los Andes, juega un rol fundamental en la dispersión de semillas y en procesos necesarios de la vegetación.