Cali es salsa, lo demás es moda: así se puede resumir el enlace tan fuerte que existe entre la ciudad y esta música que se apropió de sus calles y habitantes.
Las palabras salsa y Cali ya se han vuelto sinónimos, pero no siempre fue así, en un recorrido por la historia de este género musical se evidenció cómo la salsa encontró su hogar en la capital vallecaucana y cómo se volvió única.
Desde la década de los años 80, los pasos endiablados y los dichos típicos cantados por las agrupaciones locales definieron la identidad de los caleños y la ciudad se convirtió en la capital mundial de la salsa para propios y turistas.
"La salsa para mí es desayuno, almuerzo y comida. Es todo lo que yo respiro, todo lo que como; para mí la salsa es un sin número de cosas que son inexplicables que se vive, se siente y se lleva en la sangre", dice Denilson Ibargüen, músico caleño.
Según cuentan los salseros, el género caleño habría nacido cuando un discómano aceleró por error las canciones en los discos de vinilo. Lo cierto es que esta nueva mezcla de poesía musical quedó grabada y se hizo inolvidable.
"La salsa es algo muy complejo, no es solo el golpe Fania, no es el guateque, es realmente un mestizaje de muchos ritmos. También está la cumbia, el porro, el Pacífico, también está el mapalé", explica Manolo Vergara, dueño de club de salsa El Habanero.
La conexión música-oído-cuerpo es un don innato que cómo el sabor a chontaduro se apropia y se perpetúa en los clubes más antiguos de la capital vallecaucana.
"Acá gustan de los ritmos tradicionales, acá defendemos la cultura de la salsa, no lo dejamos morir. Mientras en otros países como Puerto Rico el reggaetón acabó con todo eso, nosotros seguimos apegados a los clásicos", dice Ósman Arias, dueño del club de salsa Zaperoco.
La salsa caleña ha evolucionado hacia un estilo más acrobático y enfocado en el baile, pero la pasión de las nuevas generaciones por los clásicos no ha bajado.
“Yo creo que, por fortuna, ha habido como un enlace absoluto entre la música y el baile, entonces va a través de todas las generaciones y Cali tiene como un fenómeno bien peculiar diferente que eso nos va a dar supremacía sobre mucho tiempo que son las escuelas de salsa”, manifiesta Humberto Valverde, historiados de la salsa.
Cuando se prende el tocadiscos, la salsa ya no es un género musical sino un momento único durante el cual se para el tiempo y se desatan los sentidos.
La salsa mueve los cuerpos con ligereza y serenidad, y en medio de la noche hace encenderse los corazones.
Updated: marzo 11, 2019 08:37 a. m.