Celso Romero es un nutricionista de 49 años que se contagió de coronavirus COVID-19 cuando atendía, a domicilio, a pacientes en zonas de Turbaco, Bolívar, que carecen de internet.
Su lucha contra la enfermedad fue a muerte, pues durante más de dos meses estuvo en una unidad de cuidados intensivos, donde los médicos, a pesar de los esfuerzos, creían que la batalla estaba perdida.
“Fueron momentos muy angustiosos para la familia porque ya no daban esperanzas de vida”, aseguró su hermana, Nubia Romero.
Y es que Celso tuvo que aguantar múltiples complicaciones que extendieron su permanecía en el hospital.
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“Tuve contaminación en sangre, dos bacterias y un hongo por lo cual me realizaron diálisis, posteriormente me hicieron la traqueotomía”, contó el nutricionista.
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Después de cinco meses, Celso salió del centro asistencial y regresó a su barrio, donde los vecinos lo recibieron con aplausos y música. Ahora, tras ganarle la batalla al COVID-19, está aprendiendo de nuevo a caminar.
“Hace ocho días llegué a la casa y, ayer, lo grandísimo es que di mis primeros pasos con el apoyo del caminador”, comentó.
Pero Celso también tiene otra lucha: contra la EPS y ARL, que no responden por su tratamiento ni incapacidad.
“Ahora mismo no tengo recursos, no estoy laborando porque mi servicio es OPS, prestación de servicios”, señaló el nutricionista, quien le pide ayuda al presidente Iván Duque y que también “tenga pendiente a todos los profesionales” que atraviesan una condición similar.
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Celso Romero sobrevivió al mortal coronavirus, pero la hipertensión y la diabetes le quedaron como secuelas.