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El asesinato de Miguel Ángel López , conocido como 'el embalsamador de la guerra', junto con su esposa y su bebé de seis meses en Tibú, Norte de Santander, no solo conmocionó a la comunidad, sino que también marcó el inicio de los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias de las FARC en Catatumbo, que ya dejan más de 500 mil desplazados.
Miguel Ángel y su familia fueron asesinados durante la noche del miércoles 15 de enero. El hombre se encontraba junto a su esposa y dos de sus hijos al interior del carro fúnebre de su empresa, y fue interceptado por dos sicarios que iban a bordo de una motocicleta.
(Lea también: Masacre en Tibú: ¿quiénes son los dos señalados de asesinar a pareja y su bebé de seis meses? ).
Estos sujetos, quienes tapaban sus rostros, dispararon al interior del vehículo, donde estaba un bebé de tan solo seis meses y su hermanito, un niño de diez años que sobrevivió al ataque y resultó ileso.
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El presidente Gustavo Petro ofreció una recompensa de 100 millones de pesos para quien entregara información de los responsables. Tras casi un mes, el pasado 11 de febrero, las autoridades lograron dar con estos sujetos, llamados Brandon Cárdenas Sanguino y Luis Felipe Taborda Delgado. La Fiscalía les imputó los delitos de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado y fabricación, porte o tenencia de armas de fuego.
Los cargos no fueron aceptados por los hombres, quienes supuestamente pertenecen al frente 33 de las disidencias de las FARC.
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Fuentes cercanas a la investigación le indicaron a la revista Semana que las disidencias de las FARC, supuestamente, recibieron información de que Miguel Ángel López “movía diferentes cosas” del ELN en el carro fúnebre que podía transitar libremente por todos los municipios del Catatumbo, un “permiso especial” que era escaso en ese momento.
Los cabecillas de las Farc lo habrían citado en la montaña para que rindiera explicaciones sobre las acusaciones, pero, presuntamente, no cumplió.
“Lo citan, le dicen que tiene que subir a dar la cara. Él no lo hace. Después hacen un juicio al interior (del grupo armado). Si no sube, tienen que tomar una decisión más fuerte. Efectivamente, no acude y dan la orden de asesinarlo a él, no a su familia ni a su bebé”, afirmó una persona conocedora del crimen a la revista.
Tras la masacre, la fuente recalcó que “esa no fue la orden que se dio. Por más delincuentes que sean, entre ellos hay unos códigos y es no tocar nunca a la familia, mucho menos a un bebé. La situación salió mal en todos los aspectos”.
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(Lea también: Masacre en Tibú: niño de 10 años sobrevivió a ataque en el que murieron sus papás y su hermanito ).
La información de la Fiscalía detalló que Cárdenas, cabecilla del frente 33 de las disidencias de las FARC, recibió la "orden de ejecutar la acción criminal, por lo que al parecer ubicó a los sicarios y dispuso las actividades logísticas y de vigilancia".
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Taborda, por otro lado, está involucrado en los seguimientos al dueño de la funeraria para definir el lugar y el momento en que se realizaría el ataque armado.
Estos dos hombres también serían los articuladores del cobro de extorsiones, hurtos de vehículos e infraestructura petrolera, tráfico de estupefacientes, atentados contra la fuerza pública y otras conductas delictivas en la región del Catatumbo.
Cárdenas se presentó ante las autoridades en zona rural de Tibú con heridas en varias partes del cuerpo, producto de la confrontación armada entre las disidencias de las FARC y el ELN.
Entretanto, Taborda fue capturado por la Policía en Medellín, capital del departamento de Antioquia (noroeste)
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