La angustia es evidente entre los familiares de los militares heridos el pasado martes, 17 de septiembre de 2024, en el atentado del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Puerto Jordán, Arauca. En especial para los padres del cabo tercero John Steven Maso, quienes, desde una cafetería del Hospital Militar en Bogotá, aguardan noticias sobre la salud de su hijo, gravemente herido en el abdomen por las esquirlas de la explosión.
"Ellos están exponiendo sus vidas por nosotros, y es justo que se preocupen por ellos", declaró la madre del joven, visiblemente afectada, al expresar su frustración por la aparente desprotección de los soldados en las zonas de conflicto.
"Es muy duro para nosotros como padres ver que están solos allá. Se necesita más acompañamiento del Estado", añadió.
"Quedan abandonados", dijo la familiar de uno de los militares
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El cabo tercero, quien soñaba con continuar su carrera militar, fue trasladado hace cinco meses a Arauca, luego de haber prestado servicio en Villavicencio, Meta. Sus padres, que agradecen la atención recibida por parte del Hospital Militar, donde se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos, temen por la seguridad de los soldados que, según ellos, quedan "prácticamente abandonados" en las regiones más afectadas por el conflicto armado.
"El Estado no hace presencia allá como debería. Los soldados están en una situación muy vulnerable", subrayó el padre de Maso. Aunque agradecen el esfuerzo médico y logístico por parte del Ejército, insisten en que se requiere mayor respaldo para quienes arriesgan sus vidas en estas zonas.
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La familia del militar no está sola en su clamor
Ocho de los 25 militares heridos en el atentado permanecen en cuidados intensivos, y el temor de que situaciones como esta se repitan en Arauca y otras regiones conflictivas está muy presente entre los familiares, quienes piden una respuesta contundente del Gobierno.