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Novena de Navidad día 8: oraciones, gozos y villancicos para este 23 de diciembre

La Novena de Navidad en Colombia es un tiempo de reflexión que prepara a los fieles para la llegada del Niño Jesús. Le contamos lo que debe rezar para el penúltimo día de esta tradición.

Novena de Navidad día 8: oraciones, gozos y villancicos para este 23 de diciembre
Cada día tiene sus propios gozos y oraciones -
Getty Images

La Novena de Navidad, también conocida como la Novena de Aguinaldos, es una tradición profundamente enraizada en las celebraciones navideñas de muchos países latinoamericanos, especialmente en Colombia. Esta práctica se lleva a cabo durante los nueve días previos a la Navidad, desde el 16 hasta el 24 de diciembre, con el propósito de preparar el corazón de los fieles para recibir al Niño Jesús.

Durante estos días, las familias, parroquias y comunidades se reúnen para rezar, cantar y reflexionar juntas. Cada jornada tiene sus oraciones especiales, que incluyen invocaciones a Dios, a la Virgen María y a San José, así como el tradicional canto de los gozos, que se interpretan con gran alegría y son acompañados de música típica. Las reuniones suelen estar acompañadas de comidas tradicionales, como natillas, buñuelos y otros dulces típicos de la temporada navideña.

Según la Alcaldía de Dibulla, cada día tiene sus propios gozos y oraciones, las cuales varían según la fecha. Por ejemplo, el 23 de diciembre corresponde al día 8 en el calendario de las novenas navideñas en Colombia. Durante este día, las oraciones y reflexiones se centran en aspectos específicos de la espera y preparación para el nacimiento de Jesús.

(Puede leer: Cómo rezar la novena de Navidad )

Novena de Navidad día 6: oraciones, gozos y villancicos para este 21 de diciembre
Pixabay/ Freepik

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23 de diciembre: día 8 de la Novena de Aguinaldos

Bendición inicial: En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Oración para todos los días

Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que les disteis en vuestro Hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro Hijo humanado, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

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(Se reza tres veces Gloria al Padre).

  • Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
  • Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Consideración del día 8

Llegan a Belén José y María buscando hospedaje en los mesones, pero no encuentran, ya por hallarse todos ocupados, porque se les deshace a causa de su pobreza. Pero, nada puede turbar la paz interior de los que están fijos en Dios. Si José experimentaba tristeza cuando era rechazado de casa en casa, porque pensaba en María y en el Niño, sonreíase también con santa tranquilidad cuando fijaba la mirada en su casta esposa. El ruido de cada puerta que se cerraba ante ellos era una dulce melodía para sus oídos.

Eso era lo que había venido a buscar. El deseo de esas humillaciones era lo que había contribuido a hacerle tomar la forma humana. Oh! Divino Niño de Belén! Estos días que tantos han pasado en fiestas y diversiones o descansando muellemente en cómodas y ricas mansiones, ha sido para vuestros padres un día de fatiga y vejaciones de toda clase. ¡Ay! el espíritu de Belén es el de un mundo que ha olvidado a Dios.

¡Cuántas veces no ha sido también el nuestro!.

Pónese el sol el 24 de diciembre detrás de los tejados de Belén y sus últimos rayos doran la cima de las rocas escarpadas que lo rodean. Hombres groseros, codean rudamente al Señor en las calles de aquella aldea oriental y cierran sus puertas al vera a su Madre. La bóveda de los cielos aparece purpurina por encima de aquellas colinas frecuentadas por los pastores. Las estrellas van apareciendo unas tras otras. Algunas horas más y aparecerá el Verbo Eterno.

Oración a la Santísima Virgen


Soberana María, que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

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(Se reza nueve veces el Ave María)

  • Dios te salve, María, llena eres de gracia. El Señor es contigo. Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
  • Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
Virgen María
Noticias Caracol - nktam/Pixabay

Oración a San José

¡Oh Santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan altos ministerios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abraséis en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

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(Se reza el Padre Nuestro)

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal. Amén.

(Se reza un Ave María y un Gloria a Dios).

Gozos para todos los días

Dulce Jesús mío, mi niño adorado ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto!

  • ¡Oh, Sapiencia suma del Dios soberano, ¡que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh, Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios! Ven a nuestras almas...
  • ¡Oh, Adonai potente que Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah, ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte brazo! Ven a nuestras almas...
  • ¡Oh, raíz sagrada de José que en lo alto presenta al orbe tu fragante nardo! Dulcísimo Niño que has sido llamado Lirio de los valles, Bella flor del campo. Ven a nuestras almas...
  • ¡Llave de David que abre al desterrado las cerradas puertas del regio palacio! ¡Sácanos oh Niño con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado! Ven a nuestras almas...
  • ¡Oh, lumbre de Oriente, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios. Ven a nuestras almas...
  • ¡Espejo sin mancha, santo de los santos, sin igual imagen del Dios soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y en forma de niño, da al mísero amparo! Ven a nuestras almas...
  • ¡Rey de las naciones, Emmanuel preclaro, de Israel anhelo Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca, ya el cordero manso! Ven a nuestras almas...
  • ¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío como riego santo! ¡Ven hermoso Niño, ven Dios humanado! ¡Luce, Dios estrella! ¡Brota, flor del campo! Ven a nuestras almas...
  • ¡Ven, que ya María previene sus brazos, do su niño vean, en tiempo cercanos! ¡Ven, que ya José, con anhelo sacro, se dispone a hacerse de tu amor sagrario! Ven a nuestras almas...
  • ¡Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz del desterrado! ¡Vida de mi vida, mi dueño adorado, mi constante amigo, mi divino hermano! Ven a nuestras almas...
  • ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos! ¡Prosternado en tierra, te tiendo los brazos, y aún más que mis frases, te dice mi llanto! Ven a nuestras almas...
  • ¡Ven Salvador nuestro por quien suspiramos Ven a nuestras almas, Ven, ¡no tardes tanto! Ven a nuestras almas, ven no tarde tanto.

Oración al Niño Jesús

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado".

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Llenos de confianza en vos, oh Jesús, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡Oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que, en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

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