La Operación Esperanza
tuvo éxito tras el rescate de los cuatro hermanitos que estaban perdidos hace 40 días en la selva del Guaviare luego del accidente de una avioneta. Los comandos de búsqueda, acompañados por comunidades indígenas, recorrieron 2.656 kilómetros hasta detectar a los niños.
La distancia recorrida por los comandos de las Fuerzas Militares y las comunidades indígenas que hicieron de la selva su hogar es la misma que hay entre Bogotá y Lima, la capital de Perú. El radio en el que se movieron fue de 70 kilómetros cuadrados.
Según las proyecciones de las Fuerzas Militares y las pistas halladas, durante su trayecto, los niños sortearon obstáculos naturales en medio de un entorno agreste y lleno de peligros.
Los niños fueron hallados en una zona que está ubicada a cinco kilómetros del lugar en el que cayó la avioneta. Ese accidente aéreo dejó como saldo tres personas muertas, incluida la madre de los hermanitos.
Precisamente, el pasado 31 de mayo, las Fuerzas Militares revelaron el mapa con los movimientos de los niños que ya fueron rescatados y se encuentran recibiendo atención médica en Bogotá.
Fueron cerca de 11 pistas las que encontraron los comandos al lado de las comunidades indígenas.
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Un juego de niños los mantuvo vivos
Damaris Mucutuy, tía de los menores, aseguró que la mayor de los cuatro hermanitos, Lesly Mucutuy, fue clave para que sobrevivieran y resaltó que un juego que solían realizar cuando estaban más pequeños los salvó.
“Cuando jugábamos, armábamos como ranchitos, entonces yo pienso que todo eso, por las fotos que nos enviaban (de los cambuches), pienso que ella era la que hacía eso. Yo sentía desde mi corazón que ella iba a sobrevivir porque ella tiene la capacidad de aprender muchas cosas”, dijo.
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En ese sentido, Damaris le dio “mil gracias a Dios, porque, la verdad, sobrevivió ella e hizo que sus hermanitos sobrevivieran también”.
También, destacó que algo también importante fue cuando ella y Lesly jugaban en la selva, cerca de donde vivían con su comunidad indígena. Un hecho clave es que la menor de 13 años conocía las frutas y sabía lo que podía comer.
“Ella conocía todo, sabía qué fruto no puede comer, porque en la selva existen muchas frutas venenosas, rasquiñosas, uno sabe qué fruta puede comer, qué fruta no puede comer”, comentó Damaris.