Eran las 6:00 de la mañana cuando Luz Helena Caisamo, de 9 años, y su familia corrían hacia el rio Partadó, en el Alto Baudó, Chocó, huyéndole a las balas del intenso combate entre los grupos ilegales que irrumpieron la tranquilidad de la comunidad de Geandó.
“No sabíamos dónde estaban ellos cuando empezó el tiroteo, entonces una bala perdida le cayó a la niña y nosotros corrimos pa’l río, para salvaguardar la vida”, narró un líder indígena de la zona.
La pequeña, que cursaba tercero de primaria, había sido víctima de desplazamiento forzado y hace 35 días retornó con su familia hacia Geandó huyéndole al coronavirus. Ahora ella está muerta y su familia ad portas de un nuevo desplazamiento.
“Están confinados, con zozobra, y más aún con toda esta problemática no pueden ir a coger el sustento diario a los cultivo, porque el riesgo es muy grande”, denunció Helfer Andrade Casamá, coordinador de la Mesa Indígena del Chocó.
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Líderes indígenas rechazaron los actos terroristas y los atropellos de los actores armados, a lo que también se suma la falta de garantías del Estado.
“Para que las comunidades puedan resistir necesitamos garantías de las instituciones, para poder permanecer en nuestros territorios”, resaltó Helfer Andrade Casamá.
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Los operativos militares y la fuerza pública se mantendrán en el Alto Baudó de manera permanente.
“Entendemos que es un área en la que se están movilizando estas afectaciones y cuanto antes se van a comenzar la acciones por parte del Ejército”, indicó Nubia Córdoba Coury, secretaria del Interior del Chocó.
Líderes del resguardo de Catrú Ancosó, en el Alto Baudó , también alertaron del temor que los ronda por la fuerte presencia de grupos al margen de la ley.