Las campanas de la iglesia del parque principal de Pensilvania, Caldas , seguirán sonando. Esta decisión se tomó luego de que un juez negara las pretensiones de una mujer que interpuso una tutela en la que aseguraba que el ruido del campanario le causaba dolores de cabeza.
La afectada por el sonido puntualizó que, además de los dolores, las campanas le perturbaban el sueño. Pese a esto, el juzgado promiscuo municipal negó en un nuevo fallo el recurso de tutela.
Carmenza Holguín, abogada del párroco de Pensilvania, Caldas, habló sobre el fallo del juzgado:
“Se hace una conminación a la parroquia para que cesen las campanas y el reloj. Esto a partir de las nueve de la noche hasta las siete de la mañana”
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Además, Holguín afirmó que la parroquia deberá seguir las indicaciones que dictaron las autoridades de Caldas.
“Se recomienda al representante legal de la parroquia que tenga en cuenta las directrices dadas por la Corporación Autónoma Regional de Caldas. Esta situación fue impugnada por el párroco y se encuentra en segunda instancia para la decisión”, afirmó la litigante.
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Mauricio Velasco, de la Corporación Autónoma Regional de Caldas, dijo que cuando el campanario resuena “hay niveles de ruido alrededor de 8 o 10 decibeles más. Esto obviamente aumenta el nivel de ruido percibido por los habitantes”.
Al párroco de la iglesia no le cayó para nada bien la tutela que impuso la mujer. Él aseguró que este proceso se convirtió en una “pelea”.
“Me parece fuera de tono. La señora no es del pueblo, llegó hace dos meses y los habitantes del pueblo quieren seguir oyendo las campanas. Entonces estamos en esa pelea”, expuso José Libardo Flórez, párroco de la iglesia de Pensilvania.
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Las campanas seguirán sonando, pero se espera que se resuelva en una segunda instancia la recomendación al sacerdote para saber a qué hora de la noche las puede hacer sonar.