El Catatumbo podría ser la región más segura de Colombia, pues sus 285.222 habitantes son cuidados por aproximadamente 14 mil miembros de la fuerza pública, lo que significa que hay 4.908 militares por cada 100 mil habitantes, la cifra es 22 veces más que el pie de fuerza con el que cuenta una ciudad como Bogotá, que tiene en promedio 218 policías por cada 100 mil personas.
A pesar de la fuerte presencia militar en esa zona norte de Santander, la violencia no para.
“Ya tenemos 30, 40 años de estar viviendo lo mismo: grandes operaciones militares, despliegue de fuerza pública y los problemas de violencia no cesan y tampoco se solucionan los problemas sociales y económicos que tiene el territorio”, señala Wilfredo Cañizares, director de la fundación Progresar.
En los 11 municipios de la zona del Catatumbo el narcotráfico, la violencia y la pobreza solo han tenido una respuesta militar, según defensores de derechos humanos, lo que ha dado paso a una región que vive sin ley ni orden. Esto lleva a que no se solucionen los problemas de fondo.
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Los funcionarios que buscan el esclarecimiento de los crímenes cometidos en Tibú , corazón del Catatumbo, están en alto riesgo de ser asesinados, como el caso de la fiscal especializada Esperanza Navas, ultimada por sicarios hace 4 meses.
Desde el corregimiento La Gabarra, escenario de masacres, tomas guerrilleras y paramilitares, y en donde no se ha construido una vía en 30 años, líderes campesinos piden acciones del Gobierno.
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A pesar del crudo panorama, los habitantes del Catatumbo se levantan todos los días a trabajar a la espera de que algún día la inversión social, que por décadas ha prometido los gobierno de turno, se haga realidad.