Necoclí, en el Urabá antioqueño, se convirtió una bomba de tiempo. Las calles de esta población de 20 mil habitantes están repletas ante la llegada y el represamiento de más de 10 mil migrantes en su mayoría haitianos que buscan cumplir su sueño americano.
En su travesía buscan pasar hacia la costa chocona para seguir toda la selva del Tapón del Darién, llegar a Panamá, cruzar Centroamérica y luego arribar a EE. UU.
“Son aproximadamente 30 mil mensuales que están llegando y yo veo que eso es un problema porque uno no sabe ellos cómo están llegando y dónde los están dejando, quién controla eso”, manifestó Diego Jiménez, habitante de Necoclí.
“Esto es una bomba de tiempo. Ya están mostrando acciones de desespero, de incertidumbre, se están tornando un poco violentos”, aseguró Jorge Tobón, alcalde de Necoclí.
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Varias imágenes y videos evidencian la difícil situación humanitaria. Varios migrantes que permanecen desde el pasado 23 de julio deben dormir en carpas improvisadas, incluso hasta en andenes. Necoclí cada vez pierde más sus raíces ante el dominio de estas poblaciones.
“Hoy la moneda de Necoclí es el dólar, una empanada vale un dólar, 3.800 pesos. Ya hay denuncias por parte de algunos inquilinos donde los propietarios les están pidiendo las casas, los apartamentos para poder alquilar a los migrantes, al día se están ganando 800 o un millón de pesos diarios”, señaló Tobón.
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Al preocupante panorama se suma una crisis sanitaria.
El municipio no tiene capacidad para evacuar toneladas de residuos y desechos que quedan a diario. Además, hay un alto riesgo de contagios de COVID, por las aglomeraciones y pocos usan tapabocas.
“Lo que estamos pidiendo es que Migración Colombia venga, haga presencia en Necoclí, haga un censo y le otorgue un permiso a esta población”, exclamó el alcalde.
Según las autoridades, a Necoclí ingresan diario entre 1.000 y 1.500 migrantes y solo logran evacuar entre 300 y 500.
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