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Mujeres que luchan contra el cáncer vencieron el COVID-19 y dan ejemplo de superación

Alexandra, Sandra y Natalia, en medio de la crisis económica de la pandemia, montaron una peluquería en el barrio Belén - San Bernardo de Medellín.

Entre cepillos, espejos y polvos, estas mujeres, pacientes de cáncer y sobrevivientes del COVID-19 , inauguraron su salón de belleza y aunque apenas les han llegado las primeras clientas, ellas ya están alerta.

Fue al barrio Belén - San Bernardo, en el sur de Medellín , al que este grupo de mujeres llegó a cumplir sus sueños.

Sandra Gómez, una de las ejemplares emprendedoras, le agradece a Dios la mala memoria. Desde hace seis años padece cáncer cerebral y cuando le dio coronavirus, en un abrir y cerrar de ojos, se le olvidó. El problema fue que los síntomas sí tuvieron buena retentiva. Sin embargo, hoy que está sana, tiene todas las ganas de hacer lo que más ama.

“Fui diagnosticada con cáncer cerebral grado 4, es el cáncer más agresivo que hay, estuve en tratamiento, en un sin número de terapias, 45 quimioterapias. A mí me va mal en las quimioterapias porque me ponen… perdí la memoria, entonces perdí la memoria”, recuerda.

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A pesar de que ha padecido de múltiples síntomas a causa del cáncer y del COVID-19, ella sigue campante y feliz.

“Yo maquillo y me olvido del mundo, hasta me olvido de mi diagnóstico y me encanta maquillar. Me encanta ver a las mujeres que se miren el espejo y vean reflejada la belleza a través del maquillaje. Con el maquillaje nos podemos sentir más lindas”, dice.

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A punta de rifas y préstamos, lograron construir su negocio y por nada del mundo se piensan ir.

“Somos muy luchadoras, somos personas muy guerreras, nosotros tenemos el grupo que incluso se llama Guerreras al Aire. Alexandra, la líder, a todos nos ayuda y a todos nos impulsa. Ella trabaja demasiado por la fundación. En base a eso se construyó este sueño, de a poquitos”, narra Natalia Rojas, una maquilladora que también es paciente con cáncer.

Durante los últimos meses, estas mujeres han tenido que vivir el golpe del desempleo, fue por eso que se vieron obligadas a montar su propio negocio.

“La mayoría de chicas son maquilladoras que hemos capacitado, ya que una de las mayores dificultades cuando nos encontramos en tratamiento es que nos den empleo, por eso, la corporación y sus empresas aliadas las capacitamos para que se vuelvan maquilladoras profesional y tengan mejor calidad de vida”, explica Alexandra Parra.

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A ellas, que el COVID-19 se las pinte como quiera y no es que lo estén retando, pero tienen la valentía suficiente para superarlo. Comprendieron que las batallas se ganan con una buena dosis de esperanza y, para eso, no se necesita mucho pelo.

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