Andrea Esperanza Valdez, una mujer privada de la libertad que cumplió una parte de su condena en la cárcel El Pedregal, de Medellín
, tiene siete meses de embarazo. Según ella, el padre del hijo al que espera es uno de los dos guardias del Inpec que abusaron de ella luego de que se negara a servirle a un grupo ilegal que ingresaba drogas al centro penitenciario.
Aunque después de vivir un infierno logró ser trasladada a la cárcel El Buen Pastor de Bogotá, Valdez relató a Noticias Caracol los duros momentos que tuvo que vivir en el centro penitenciario de Medellín, en donde, como ella misma lo dice, le dieron "mala vida" por no prestarse para cometer irregularidades de las que, afirma, hasta algunos guardias del Inpec estaban enterados y hasta colaboraban.
Entre las vivencias que tuvo que afrontar Valdez se encuentra la presunta violación que sufrió por parte de dos hombres del Inpec, quienes la maltrataron y humillaron al evidenciar su negativa de participar en esta red que ingresaba drogas a la cárcel en la que ella estaba recluida.
La prueba de embarazo con la que descubrió que iba a ser mamá
Lo más grave del hecho es que, pasadas varias semanas desde esta descarnada vivencia, Andrea descubrió, gracias a una prueba de embarazo
que le suministró uno de los supuestos guardias abusadores, que iba a ser mamá. Desde entonces, explica que tanto los guardias implicados como el mismo subdirector de la cárcel El Pedregal, Carlos Yepes, han hecho todo lo posible para hacerla abortar.
Esto último lo evidenció la mujer desde el pasado 20 de noviembre de 2024, cuando la reclusa almorzaba en el interior de la cárcel. Una vez terminó de comer, la mujer sintió un fuerte dolor que la obligó a vomitar y posteriormente a ser trasladada de urgencia a un centro de salud.
"Yo almuerzo y como a los 20 minutos empiezo a sentirme súper mal. Me dolía mucho mi estómago y me fui a vomitar. Me daban muchas ganas de vomitar. Cuando estoy vomitando siento como si me hubiera orinado y no, me miro el protector y tenía sangre", dijo la mujer.
Una vez fue trasladada al centro de salud, el médico le dijo algo que le quedó grabado en su mente. "(El médico) se me acerca y me dice '¿usted ha querido interrumpir su embarazo?' y yo me alarmo y (...) le pregunto que por qué. Y entonces me dice que 'en lo que usted vomitó se encontraron unos residuos de Cytotec ... Eso es algo para interrumpir el embarazo', a lo que yo quedo totalmente en shock", dijo la entrevistada.
Desde ese momento, la reclusa se dio cuenta de que los responsables de su violación querían hacerla abortar, pues, considera, su embarazo era la clara prueba con la que la mujer podía demostrar quién la había violado y bajo qué circunstancias. "Pienso que querían interrumpir mi embarazo porque es la prueba más evidente de lo que me hicieron en ese lugar", añadió Valdez.
Aunque asegura que siempre trató de pedirle ayuda a los directores de la cárcel, la mujer sostuvo que esto siempre fue complicado. De hecho, asegura, el subdirector de la cárcel, Carlos Yepes, "fue complaciente" con todo lo que le sucedía y hasta, supuestamente, ordenó una cita para que llevara a cabo la interrupción de su embarazo. El expediente de la Fiscalía por este caso, en el que todavía avanzan las investigaciones, cuenta con dictámenes forenses y sospechosos identificados, además de varias entrevistas entre las que se incluyen las de los médicos que la atendieron.