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En la clínica Versalles, ubicada en el norte de Cali , Ulmery Hernández, médica del área COVID, hace una pausa en medio de su turno de 24 horas para referirse al estado de una paciente adulta mayor, que la tiene preocupada. Una de sus compañeras la graba.
“Ella nos refiere que no quiere vivir que está cansada, pues es una paciente que lleva varios días luchando por su vida y nos dice que la dejemos tranquila, que quiere estar en paz”, afirmó.
Afuera del centro asistencial, un equipo deNoticias Caracol esperó a que la doctora Ulmery saliera para preguntarle sobre su heroica labor. Sin embargo, la salud de su paciente aún la inquieta y prefiere hablar de la carga emocional que viven los médicos de la región.
“Es bastante abrumador para nosotros tener ciertas circunstancias en las que no podemos hacer nada más allá, aunque nosotros queramos, no hay más nada que hacer por ciertos pacientes”, señaló.
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Mientras preparaba el informe para el noticiero, el equipo periodístico recibió una llamada de la doctora Ulmery. Se escuchaba agobiada, y ¿cómo no?, quería avisar que su paciente, la adulta mayor de la que había hablado, había fallecido.
La mujer había llegado del exterior para compartir con su hijo y el coronavirus arruinó sus planes. Lamentablemente, ella murió y su hijo, también enfermo, permanece en una unidad de cuidados intensivos.
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En la capital del Valle del Cauca, según las autoridades de salud, 2.812 personas han perdido la vida por cuenta del COVID-19 .
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