El pasado 4 de febrero, el sacerdoteJavier Eduardo González Pertuz, de 39 años, se encontraba en un bar de Medellín cuando al cierre del establecimiento los encargados del lugar se percataron de que algo andaba mal. El padre falleció en extrañas circunstancias.
Desde ese entonces, las autoridades tratan de establecer qué le ocurrió al religioso. Las sospechas no tardaron en recaer en un hombre que lo acompañaba y despojó de sus pertenencias al sacerdote.
Sin embargo, el resultado toxicológico practicado al cuerpo del padre fue “negativo para sustancias”.
Ante esto las autoridades decidieron realizar estudios más excautivos para poder esclarecer el caso.
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En las últimas horas, Ricardo Romero, director seccional de Fiscalías Medellín, reveló que en los análisis Medicina Legal encontró que el padre tenía exceso de alcohol en la sangre.
Hasta el momento no se ha podido determinar si le suministraron alguna sustancia que pueda relacionarse con su muerte.
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Romero agregó que “estamos pendientes de los resultados finales de estas pruebas toxicológicas para poder continuar con el proceso y establecer los pasos a seguir, en caso tal de que se compruebe que se le suministró algo más”, informó el periódico El Colombiano.
Inicialmente, las autoridades confirmaron el robo de las pertenencias del sacerdote. “Dentro de las primeras evidencias que tenemos de este caso, conocimos que sí fue objeto de un hurto”, indicó el coronel José Rafael Miranda, subcomandante de la Policía Metropolitana.
Lo anterior teniendo en cuenta que al momento de su fallecimiento se habían llevado su teléfono celular, su billetera con sus documentos y tarjetas, incluso una chaqueta.
La muerte del sacerdote continúa por establecer.
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¿Quién era Javier Eduardo González?
El padre oriundo de Planeta Rica, Córdoba, vivía hace más de 10 años en Medellín y hace ocho se formó como sacerdote.
Además de trabajar como formador del Seminario Misionero San José, colaboraba en la Parroquia Jesús de la Buena Esperanza del barrio Belén Rosales, comunidad donde su deceso causó profunda conmoción y pena.
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José González, padre del religioso, relató en una entrevista radial cómo fue la última conversación con su hijo.
“Mi hijo se despidió de mí. Me dijo: 'a más tardar, vuelvo a las 10 de la noche'. Siempre mi hijo se despedía en las noches de nosotros o de mi persona”, señaló.
Sin embargo, al día siguiente don José empezó a preocuparse porque su hijo no le contestaba. “Yo le dije a mi hija ‘no sé dónde vamos a empezar a buscar, pero nunca ha pasado esto’”, indicó.